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miércoles, 29 de mayo de 2019

Quizás, quizás..., quizás.


Y mi compañero del descafeinado de las seis y media de la mañana, resulta que es Sacerdote.

Este tipo siempre me ha caído bien.

Viene al bar en un Citroen c4 de segunda mano gris plata.

Alto, delgado, de mediana edad, con una melena cuidada.

Pensaba que era aparejador o algo así, no se muy bien el por qué.

Me pregunta por Orihuela, lo veo resuelto, dicharachero, buen tío.

Y hoy, ha hecho un comentario el dueño del bar, y a su salida, se lo he preguntado y me ha dicho que si.

Un cura de barrio, de tomarse un café en un bar, charlador, con estilo... me ha encantado eso de que fuera Sacerdote.

Se le ve tranquilo pero inquieto.
A las seis y media de la mañana, ya está por el mundo.
Su aspecto, genial.
Bien vestido pero sin pasarse.
Su melena, sus formas, muy seguras, su coche de segunda mano.
Parece un aparejador en lugar de un Sacerdote.

Hoy quizás, después de lo que llevo encima, haya estado bien conocerlo.

Siempre he querido llevar un proyecto con los mas desfavorecidos.
Echar un rato alguna tarde, con mi portátil, mis veinticinco años de experiencia en Trabajo Social y ayudar a otras personas.
Quizás una liguilla de fútbol para los mas jóvenes, consiguiendo patrocinadores por el barrio para conseguir camisetas y pantalones a juego.
Quizás tramitar recursos sociales para los mas ancianos.
Quizás alguna clase de repaso para los jóvenes "mas lentos".

Veinticinco años de Trabajo Social de base dan para mucho.
Ludopatía, prostitución, drogas, alcohol, todo tipo de enfermedades y situaciones..., estoy habituado a ellas y siempre me he desenvuelto bien.

Que un hombre, se sienta solo y termine en un bar con "falsos amigos",
Que una persona, esté con un "manager" (alguien que está a tu lado por que eres su fuente de ingresos),
Que alguien, por falta de cariño termine con las mejores psicólogas de este mundo, las prostitutas,
lo entiendo todo y siempre lo combato con recursos especializados, que son lo que realmente saben de estos temas.

Además, yo de Santo tengo poco, así que también tengo mis miles de errores de los que he intentado aprender, aunque no siempre lo he conseguido.

Y cuando se solucione lo de mi familiar, quizás sea una opción bonita poder colaborar con este hombre, de manera "interesada", por supuesto y es que "cuando se da, se recoge, y mucho".

Como dice la canción, "quizás, quizás... quizás".



lunes, 27 de mayo de 2019

Community.


Cuando estas en un sitio tan grande como es un hospital, con tu familiar, seis horas al día, siempre haces amigos.

Necesitas el cariño de los otros, su compañía, su apoyo, y ellos necesitan el tuyo.

He hablado dos días con la limpiadora, tres con la auxiliar, una con el enfermero, con la hija y el yerno, también motero, de la señora de la cama de al lado y bueno, son importante esas conversaciones.

Solo he encontrado brusca a la señora que trae las bandejas de la comida, que cambiar un yogurt por una pera, tampoco es como para "volverse muy loco", pero en fin, bastante tiene ya como para tenerselo en cuenta.

También he hablado con los vendedores de productos ONCE y con Manuel, el Secretario de la peña de motos El Pistón, pero esos no cuentan, ya los conozco aunque resulta agradable saber que están allí, que tienes sus móviles y si necesitas algo, siempre te van a ayudar.

Son importantes esas charlas. Te hacen tu tarde mas llevaderas y te distancian de tu sufrimiento.

Hoy me ha llamado mucho la atención un señor mayor de raza gitana.
Muy grueso, en la salida del hospital, con la bolsa del pis en la mano, fumando, acompañado de su esposa, hijo, nuera y nieto.

Es lo bueno que tienen los gitanos, su sentimiento de familia.
Ese sentimiento me encanta.
Su respeto a los mayores.
Ese respeto me encanta.
Su amor a los animales.
Ese amor, también me encanta.

No me ha gustado un comentario que me ha hecho una persona, sin mala intención.
El es soltero como yo.
Tiene una hija pero creo que no la ve con mucha frecuencia.
Hoy era su cumpleaños y me ha dicho, "cuando nos toque a nosotros, veremos a ver quien nos cuida".

Le he hablado de las Community.
Centros residenciales, gestionados por los propios ancianos, donde adquieres un estudio en propiedad, donde existen unos servicios comunes, la privacidad de tu estudio, donde todo lo gestionan los mayores, y es una forma de envejecer entre amigos, lejos de residencias con poco personal, donde compartes habitación, te levantan a las ocho para darte el desayuno a las diez de la mañana, te riñen si das las quejas a tu familiar y te ponen reluciente, si saben que van a venir a visitarte, por eso es tan importante visitar las residencias, sin avisar, y pecar de h. de p.

Mas vale que digan entre ellos, hay viene "ese h. de p," antes de que no traten de manera correcta a un familiar anciano.

Yo lo hago, y eso que mis visitas son laborables, pero me niego a que no se trate a un mayor con el respeto y el cariño que se merece.

Se me ha ido la bola. Las Community.

Había oído hablar de ellas y se están implantando en la zona.

De todas formas a mis cuarenta y nueve años o a sus cincuenta y cuatro, no apetece pensar en que vamos a hacer a los sesenta y cinco o setenta años.

Quizás mañana terminemos en la autovía debajo de una hormigonera.
Quizás tengamos a quien nos ayude cuando nos hagamos mayores.
Quizás nos pillemos "una movida" y no lleguemos a esa edad.
Quizás rehagamos sentimentalmente nuestras vidas.

Es lo que tiene la vida... su incertidumbre.

Pero mientras tanto... moto.


Fe.


A pesar de ser un hombre espiritual, últimamente tengo una crisis de Fe.

Soy muy fan del Camino de Santiago y hasta la fecha, lo he hecho en tres ocasiones.
Me gusta ir a La Misa del Peregrino, rezar y encender alguna que otra vela en esas Iglesias tan bonitas y a la vez, tan humildes.
También me gustan los tapones de patxaran y la charla con mis compañeros, pero una cosa no está reñida con la otra.

Llevo pidiendo ayuda más de dos meses, pero no me responde nadie y estoy disgustado.
Parece que últimamente, solo me crea problemas.

Hoy he visto con un familiar ingresado en un hospital la Santa Misa en la televisión.

La verdad es que el sermón era Esperanzador.
La vida es sufrimiento, ese sufrimiento los médicos deben paliarlo y cuando sufrimos, Cristo esta a nuestro lado, que Él también sufrió en la Cruz.
Ojalá todo fuera así.

Luego hemos visto al sacerdote del hospital.
Me ha caído bien.
Nos ha hablado de Esperanza, actitud y la verdad, ha sido una charla muy agradable.
También ha sido la única visita de la mañana y bueno, le estoy muy agradecido.

Le ha dado la Comunión a mi familiar y he encontrado todo muy entrañable, tanto las palabras del Sacerdote como venir a dar la Comunión a un enfermo y darle esperanza.

Algunas veces alabamos la Fe de otras culturas, y no me parece mal, pero debemos recordar que la Fe cristiana es tan válida como la de otras culturas.

Otras veces escuchamos noticias en la televisión sobre este Sacerdote o aquel han hecho..., pero nos olvidamos que son uno entre diez mil, y los otros noventa y nueve mil novecientos noventa y nueve restantes, no tienen culpa.

A veces nos dicen que si la Iglesia tiene miles de miles de millones de euros mientras existen personas que pasan hambre o mueren de enfermedades muy evitables... pero son unos pocos en relación a los otros muchos que ejercen su labor desde la humildad, viviendo en pueblos remotos, en la Casa del Cura, visitando pueblos a diario.

Bautizar, Comulgar, casar, perdonar visitar, consolar, dar esperanza... no suena nada mal...no???

A pesar de mi crisis de Fe, ha sido todo muy entrañable.
Mi familiar es muy creyente y hay que tratarla como tal, con respeto a sus Creencias.
Así que Misas, Comuniones y Sacerdotes, no le van a faltar.


domingo, 26 de mayo de 2019

Una mochila???


Tercer día de hospital.

El trato es magnífico.
La toman la tensión, la temperatura, el azúcar...
Se queja de la comida.
En mi opinión la comida no es mala, sino sana.

Pescadilla con zanahoria, un puré... sin sal y una manzana, no es una mala comida, es una sana comida.

Me ha tocado el turno de la tarde para acompañar a mi madre, así que por la mañana me levantaré temprano, me haré de comer, luego al trabajo y de 15.30h a 21.30h, estaré en el hospital.

Ya tengo mi mochila preparada.

Un ordenador pequeñito, lectura, un cargador de móvil, así cuando mi madre duerma aprovecho y hago algo.

El primer daño colateral. La HTA, ligeramente alta, como dice el dichoso aparato que compré, "para no usarlo" y estreno hoy.

El único café que me tomo al día me lo dejo y lo sustituyo por..., por..., por..., un descafeinado de sobre con canela y sacarina???.
Es una buena opción.

Me la voy a tomar ocho días y si no mejora, tendré que ir al médico... no me queda otra.

Ahora es cuando toca tirar de mis entradas en este blog.

La anticipación: confiar en los médicos, en sus pruebas y en que quizás todo se deba al antibiótico que le prescribieron hace 15 días y que le produjo pérdida de apetito, diarrea, flojedad... y centrarme en eso.
A fecha de hoy, solo tengo eso así que no debo anticipar.

El coraje: hacer cosas aunque te den miedo.
No te queda otra.
Lo que quisiera saber es "donde se compra".

Y la televisión, que no es de pago.
Así que me desdigo de lo que dije ayer.
Solo faltaba que un paciente tuviera que pagar por ver la tele, que bastante tiene ya, pero ahora tenemos wifi y tele sin pago.

Me parece algo estupendo... distraer a los pacientes y familiares de ese entorno al que llamamos hospital.

Aunque uno va a un hospital para sanar.
Para salir con un diagnóstico y un tratamiento.
Para pasar una revisión al año y que te digan que todo está bien.
Para luego irte a comer con tu pareja y celebrar esa noticia.

Yo siempre lo hago.
Cuando tengo una analítica de sangre, de estas que te hacen cada año por pura pesadez del médico de familia, siempre, al salir, me tomo un descafeinado con nada menos que "una napolitana de crema que me sabe a gloria" y que por supuesto, me como con los dedos.

Me gusta comermela con las manos y luego chuparme los dedos con esa azúcar y crema que se quedan pegados.

Comérmela con un tenedor y un cuchillo sería muy ortopédico. No???

Así que... a por el día.






En planta.


Ya estamos en planta.

Esto parece una suite en comparación del box número 9.

Realmente cuando uno entra en un hospital con un ser querido, todo se relativiza.

Problemas laborales, personales, económicos... todo queda en un segundo plan y ojalá cuando somos dados de alta, no se nos olvidase, aunque se nos olvida.

Aquí todo el mundo quiere hablar con todo el mundo.
Imagino que sea la necesidad de estoy enfermo, estoy sufriendo porque tengo a mi madre enferma y necesito sentirme acompañado.
Recuerdo cuando en el hospital de La Fe en Valencia, en un momento dado, donde nuestras parejas bajaban al quirofano, me uní a cinco hombres y durante una hora, fuimos como hermanos.

Mucha ilusión, mucho miedo, esperanza, mas miedo, mas esfuerzo, mas miedo, y fuimos hermanos durante una hora para dejar de serlo cuando subieron a nuestras parejas a planta.

Ojalá tampoco se nos olvidara y antes de gritar o hacer sentir mal a alguien, imagino que por miedo, recordáramos lo importantes que somos todos y como, en momentos de crisis, como todos nos buscamos a todos y como eso nos hace sentir apoyados ante el percance.

Ojalá tampoco se nos olvidara, aunque también nos olvida.

Y esta es la segunda entrada de un hospital en el que solo he estado ingresado una vez en mi vida, hace dieciséis años, y también recuerdo como cuidé a un anciano inglés, mi compañero de habitación, cuando al atardecer, se quedaba "en pelotas", se arrancaba la vía y salia el pasillo desorientado.

Como le llamaba la atención al auxiliar que no le cortaba la comida y no se la daba a mano.
A la enfermera que le dejaba la medicación en la mesita y no se la daba en mano.
Como una vez le puse las zapatillas porque lo habían sentado descalzo.
Y como al irme, le dejé entre sus cosas una foto de mi tío Pedro Herrero, un pediatra de Alicante que visitaba a niños humildes y les dejaba dinero a los padres debajo de la almohada para que compraran los medicamentos.

También recuerdo ver la cabeza de mi madre dieciséis horas al día de espaldas a mi, viendo la tele.
Como le hablaba de motos, de que me gustaría tener un campo para tener un perro y de como ella me decía entre risas que del hospital, seguro que me salía una novia, como a Jesulín Ubrique, y como me hacía mucha gracia su comentario.

Imagino que ahora me toca a mi devolverle tanto amor, y no me cuesta, que es mi mejor amiga, mi confidente, mi cocinera, quien me llama todos los días cuando estoy enfermo para ver si tengo fiebre, quien me compra "jamón serrano del bueno" para que cicatrizara mi ligamento, así que esta mañana vamos a estar los tres, mi madre, mi tío Pedro y yo.






sábado, 25 de mayo de 2019

Reflexiones a costa de un sillon.


Ya en planta.

esto es una suite comparado con un box de ayer, pero veo sillones donde debe descansar un familiar acompañando a su enfermo, rotos, cuarteados, "desculados".

veo una televisión pero cuando voy a encenderla, es de pago.

mi padre estuvo cotizando desde los 21 años hasta los 70, que falleció, y ahora su viuda tiene que pagar por ver la televisión mientras está enferma en una habitación de un hospital???

yo lo tengo claro. lo importante son los médicos, los medios de los que dispone y la Seguridad Social en ese aspecto... es un hacha.

aquí vienes enfermo, te estabilizan, te sanan y te dan el alta, y eso es lo importante.

tb estoy a favor de que gente millonaria compra aparatos de detección de enfermedades terribles para ayudar a sus semejantes.

si todos hiciéramos eso acorde a nuestras posibilidades, moriría menos gente, y eso es lo que cuenta.

así que si hay pagar por ver la tele, se paga, o dormir en un sillón destartalado, se duerme, que lo importante son los médicos y los medios con los que contamos en nuestro sistema público.

que uno viene a un hospital, a sanarse, no estar cómodo... y siempre tendremos la charla de nuestro acompañante, la lectura de un gran libro, hacer sopas de letras o simplemente, soñar y fantasear para cuando llegue la tan anhelada alta médica. 

mi sueño es, cuando le den el alta a mi madre, invitarla a la heladería de su plaza y tomar nuestro helado favorito, una tarrina de turrón sin azúcar.

viernes, 24 de mayo de 2019

Box.


Ayer hablaba de coraje y hoy debo hablar de sufrimiento.

No hay nada como estar en un box de un hospital con un ser querido, para mirar a la vida a la cara y sentir mucho miedo.

Pero cuando no te queda otra... las opciones desaparecen.

Estoy rodeado de 6 enfermos, cada uno con su hijo o esposa, pero hay una anciana que esta sola.

Delgada, muy mayor, senil... pero seguro que ha sido una mujer wai, que  quizás  cuidó de sus padres, quizás cuidó de sus hijos, o de sus sobrinos, o no, pero nadie se merece estar en el box numero 11 sola.

Quizas estar senil en su situación, sea una suerte, quizás no.

La vida, que te pega un giro de 180 grados en un instante pero, por mucho que te gire, nadie debe estar en un box  de hospital solo.


jueves, 23 de mayo de 2019

Coraje.-


Coraje.-

Hoy he escuchado el término de esta palabra y me ha gustado mucho.

Coraje como hacer algo a pesar de que te de mucho miedo.

He entendido muchas cosas.

Como el padre de un amigo le dijo al sacerdote en un momento duro, "genio y figura hasta la sepultura".

Como mi padre se enfrento a su enfermedad sin miedo, aceptando su destino.

Como en el trabajo me contaron que un hombre, antes de inducirle un coma, se despidió de su esposa e hijas.

Mi madre me lo dice mucho, "hay que mirar a la vida sin miedo, que la vida te trae cosas duras", y hoy, al escuchar la definición de esta palabra, he entendido muchas cosas.

Me ha gustado... coraje, y era un término que tenía olvidado.

Antes mi palabra preferida era reblar, un término castellano que definía, por ejemplo al caballero medieval, que había luchado con todas sus fuerzas, que una vez exhausto, reblaba, se apoyaba sobre su espada, y decía, que sea de mi lo que Dios quiera.

Esta, me gusta mas.


miércoles, 22 de mayo de 2019

Algo bonito.-


Algo bonito.-

Hoy he estado en el curso de escritura creativa y antes, en una terraza ubicada en la plaza de Luceros, el descafeinado con canela y sacarina y una tónica.

Me encantas las plazas y sus terrazas.

A veces me pido la tónica pensando en comerme la rodaja del limón.

Me encantan las rodajas de limón.

Muy cerquita mía estaba "un mantero" sentado.

Un hombre de unos cincuenta y tantos, de color.

Encima de la mesa tenía todas sus pulseras, bolsos, y estaba dormido.

Lo he mirado mucho, abstraído en mis pensamientos.
Sentado, dormido, con un poco de papada, alto, algo grueso.
Tenía en su cara una expresión de paz y me ha llamado la atención que lo dejaran dormir sentado en una mesa en un sitio tan bullicioso y concurrido como la plaza de Luceros en Alicante.

He pagado lo mío, me he comido mi rodaja de limón, y le he pagado un cortado.
No quería que estuviera en la mesa, sin consumir y le dijeran eso de, "debes levantarte, no estás tomando nada" y le "fastidiaran" su descanso.

Le he pagado un triste cortado de 1.40 euros y le he asegurado por lo menos, media hora mas en esa mesa.

Me he ido y seguía dormido, con un poco de papada, alto, algo grueso.

Me he sentido bien.
Por 1.40€, me he sentido bien.
1.40 € me ha echo sentir que había hecho algo wai por un semejante, que nadie vende ambulantemente pulseras y bolsos a las cinco de la tarde por gusto.

Y ha sido, algo bonito para escribir.
Me ha dado una entrada para este blog y me ha aportado mucho mas, que un café cortado en una plaza tan concurrida como la plaza de Luceros en Alicante.

Porque hay que empatizar.
Porque mañana quizás alguien te deba pagar un cortado para poder descansar en una plaza.
Porque somos "personicas" y tenemos el deber de ayudarnos.
Porque si das, recibes mucho más.
Y sobre todo, porque ha sido algo bonito en mi vida, algo que recordar y algo que merece la pena escribir en este blog.



lunes, 20 de mayo de 2019

Pitido.


Hoy he tenido que hacer la compra.

Una de las cosas que tienes claro cuando vives solo es, que si no le das al botón de la Roomba, la casa se llena de pelos del gato. A poner la lavadora... esa tan desconocida en el mundo masculino (después de 5 años, no se lavar en frío), y que si no compras todas las semanas, el frigo no se llena.

Después de estar 13 horas fuera de casa, trabajado, comido y entrenado, decido hacer la compra con mis vaqueros rotos, una camisa blanca, y mi cazadora Levis... "to bonico", pero lo mejor no iba a ser al bajar en el ascensor, ni al cruzar la calle, lo mejor ha sido cuando ha pitado el arco al entrar al supermercado.

Y lo he pensado... la p. etiqueta de la camisa.
La cajera mirando, yo todo tranquilo y el arco pitando, a la entrada, como si estuviera aprovisionando al supermercado con productos de mi casa y yo diciéndole, "es la etiqueta de la camisa".

Al salir he recordado cuando nos íbamos "a coger" pilas para la calculadora con mis compañeros del "piso de estudiantes" a una gran superficie, allá por el año 1994.

Las pilas valdrían como 100 pesetas, cuatro pilas, pero irnos los cuatro, coger un autobús urbano (75 pesetas) para coger cuatro pilas y pasar el arco aparentando "normalidad" con el guardia de seguridad a lado... se nos ponía el corazón a mil. Que derroche de adrenalina.
Ni saltar al vacío en paracaídas nos hubiera puesto tan cardíacos y hoy, he recordado aquella época.

Y esta ha sido mi tarde noche. Lo que no pitó el arco de una gran superficie en el año 1994, ha pitado hoy cuando entraba a un supermercado.

La vida... es así...:)



domingo, 19 de mayo de 2019

El cuento de Marta.



Hace poco leí un cuento en Internet.

Habla sobre una niña a la que su madre le regala un reloj para que no se retrase a a hora de cenar.
La madre le dice, "hija, ahora ya no tienes excusa para llegar tarde", y la hija se marcha tan contenta a jugar con su amiga.

Llega la hora de cenar y no llega.
30, 60, 90 minutos tarde y no llega, hasta que por fin, vuelve a casa.

Su madre le recrimina, "te regalé un reloj para que no te retrasaras en la cena y mira... hora y media tarde".
Su hija le responde, "es que a mi amiga se le ha roto la bicicleta, se ha puesto triste y me he quedado con ella"

La madre, arremete, "pues vaya, ahora no sabía que entendieras de bicicletas y que te quedaras con tu amiga arreglándola"
Pero su hija le contesta, "mama, no me he quedado con mi amiga para ayudarle con su bicicleta, me he quedado con mi amiga para ayudarla a llorar".

Ese apoyo familiar, esos amigos, esos que te dicen "tu tranquilo, que no pasa nada", "tu tranquilo, que aquí esta mi casa y mi familia", "tu tranquilo, que siempre me podrás llamar".

El apoyo de las personas que ayudan a personas, familia a familia, amigos a amigos y que es tan sumamente importante.

Que cuando decimos "cualquiera vale para tomar un café", hablamos de red social, pero cuando decimos, "tu tranquilo, que aquí estoy yo", hablamos de relaciones inmensamente más profundas, de relaciones íntimas, de esas que abrazan el alma.

Porque en este mundo estamos para ayudarnos. Porque somos personas que ayudamos a personas. Porque nadie te asegura que por muy bien que estés en el presente, necesites el apoyo de tu familia o de tus amigos en el futuro. Porque a la familia no se le da la espalda. Porque a un amigo tampoco. Porque el bienestar de tu ser querido, es tu bienestar, y eso te honra.

Y este es el cuento de Marta.


sábado, 18 de mayo de 2019

Porque los héroes... nunca llevan capa.


Hoy he ido a un festival benéfico organizado por Cocemfe Alicante.

La verdad es que la posibilidad de vagabundear por el Campus Universitario de la Universidad de Alicante y poder colaborar con las personas discapacitadas, me ha seducido.

Encuentro aparcamiento a l primera. Esto va bien.

Nada mas llegar, una pareja encantadora me indica donde está el Paraninfo de la Universidad y aprovecho para tomarme un refresco.

Después coincido con dos señoras, encantadoras, a las que acompaño un trayecto.
Una iba en silla de ruedas eléctricas y vaya, ha pinchado las dos ruedas delanteras.
Se ha molestado un poco, su amiga y y le hemos restado importancia y con toda la pena del mundo, ha puesto rumbo a su casa en un taxi adaptado.

Me ha dado pena.
Solo de pensar la lucha de su ducha, vestirse, pintarse, recoger a su amiga, ir al acto para luego por dos tristes pinchazos, tanto esfuerzo, verse truncado... me ha dado pena.

Encuentro el Paraninfo, saco la entrada, me identifico como Trabajador Social de la ONCE y, con identificación o sin ella, un trato de lo mas agradable.
Simplemente, encantadores.

Entro al acto, sillas de ruedas eléctricas, Síndrome de Dawn, gente afectada... pero todos estaban FELICES!!!

Todos han hecho palmas, han bailado, todos sonreían y realmente, que VALIENTES.

Realmente, me gustaría ser como ellos y cada día lo tengo mas claro, los héroes, los de verdad, no llevan capas.
Luchan por la igualdad, por sus derechos.
Derecho al trabajo, a la sexualidad, a ser tratados en igualdad de condiciones, a su independencia, a ser felices, a no sentirse discriminados y en fin, me ha encantado estar entre ellos.

He tenido que irme a las 45 minutos, mi madre me preocupaba, me he despedido de ellos e igual, sumamente encantadores y te da que pensar... y piensas, si estas personas con esta discapacidad son así de felices, yo que no la tengo, porqué no puedo llegar a ser tan feliz como ellos???

si tuviera que definirlos en unas pocas palabras, serían FELICES, ENCANTADORES y VALIENTES.

Ha sido fantástico haber podido colaborar con ellos. Gracias por el acto y hasta el próximo.

No me lo pienso perder.

Insomnio.-



Insomnio.-

Cuando hay períodos en tu vida que duermes "menos que un mosquito", aprendes a convivir con ello.

Aprendes a ducharte a las 20h y a ponerte el pijama, cenar a las 21h un poquito.
Aprendes que a partir de las 22h cortas con redes sociales, grupos wasaps y te preparas para a las 23h, buscar a Morfeo.

El principio siempre suena bien. Lo encuentras, pero a mitad del Camino, te despiertas y ya no hay forma.

Ante esto, que hacer???

Los que piensan que hay que seguir en la cama.
Como decía la abuela de mi amigo Fran, "si no descansan mis ojicos, por lo menos que descansen mis huesecicos".

Los que nos ponemos nerviosos en la cama, nos levantamos y nos puede resultar hasta fantástico.
Ves las noticias de la 1 con la tele muy flojita.
Te preparas un café con leche y lo tomas mientras vapeas un poquito.
Pones en orden tus redes sociales.
Haces alguna LBH sencilla.
Te duchas y afeitas sin prisas.
Y a las 6.30h, sales hacia tu trabajo conduciendo despacio y escuchando a Fito.

Sea cual sea tu opción, lo importante es no vivirlo de manera dramática, saber que con los años se duerme menos, que se trata de un período, que luego todo vuelva a lo suyo y sobre todo, aprender a vivir con ello.

Siempre me ha gustado la noche.
Quedarme en vacaciones viendo pelis de la 2, con la botella del agua y el paquete de tabaco a mano cuando fumaba.
Acostarme con ese dulzor que te lleva a la cama y que hace que no te de tiempo para ponerte el pijama.
Taparte hasta el cuello y pensar que al día siguiente no había que madrugar.

Cuando a veces piensas que si fueras SERENO, serías tremendamente feliz... ;)






jueves, 16 de mayo de 2019

Y se abría la puerta.



Y se abría la puerta.

Siempre pasaba lo mismo y siempre era a la misma hora.
Cuando se abre la cuarta dimensión, cuando se producen los viajes astrales, cuando los muebles crujen y oímos en el silencio... la puesta siempre se abría.
Era un sonido metálico, de bisagra poco engrasada, de aire en frío en la cara, pero siempre sonaba, a la misma hora, y la puerta, siempre se abría.
El joven Adrián decidió encontrar el porqué, descubrir el cómo, y tuvo que ausentarse de sus tierras y de esa puerta que, cuando al acostarse cerraba, siempre amanecía abierta.
Cogió su caballo y emprendió viajes a la montaña, la montaña de la sabiduría, la montaña de los 5000 metros, la montaña donde estaba ubicado el monasterio, el monasterio  de los monjes Templarios de Cristo, donde estaba fray Teodoro, erudito de la época, médico, hombre de Fe, conocido por su valor ante su oposición a La Inquisición, a la hoguera, a la quema de mujeres y niños y a la destrucción de la poca cultura que existía en la época.

Cuando llegó a la montaña la nieve cubría toda la piedra viva, no había ni una brizna de hierba.  El joven Adrián cubierto con los ropajes más abrigados que poseía llegó al portalón del viejo monasterio.   El aire de las montañas cortaba la piel de su rostro y sus manos engarrotadas apenas tuvieron fuerzas para llamar otra vez al llamador.

El monje más anciano del pequeño monasterio fue el encargado de recibirle.  Asombrado por la inesperada visita invitó a entrar al  valiente viajero. Aunque sabía que nadie pasaba por allí sino era por algún motivo.  Aquel monasterio no estaba en mitad de ninguna parte.   Quien llegaba es que buscaba sus muros.

Adrián no tardó en  dejar claro sus intensiones.  ”Necesito verle".  No hizo falta dar más explicaciones. El monte aún con su vista octogenaria pudo ver el colgante brillando tras los ropajes cubierto de frío, nieve y cansancio.   El viejo  le invitó a descansar y un poco antes de la cena prepararía el encuentro. El joven insistió y su acompañante con sus pies cansados lo acompañó hasta una gran sala.  ”Anunciaré tu llegada" Dijo mientras se perdía por el pasillo y dejaba al viajero junto al crepitar de la chimenea.

Su rostro ya tenía cierto color y sus manos resucitaron del frío.   Se giró al escuchar los pasos de las sandalias.
"Esperaba tu visita"

"yo en cambio esperaba no tener que volver, en cambio en los último tiempos vuelvo a estar inquieto, vuelvo a tener la sensación de no estar  solo en casa, de que  desconocidas visitas llegan en la noche sin decir nombre ni motivos. Creo que mi mente vuelve a perderse."

"No hijo mío, no estas perdido. Necesitábamos tu ayuda de nuevo"

El desconcierto abrazó la mente del muchacho.  Una fuerte punzada le recorrió todo su cuerpo, de pronto los olores y los colores del lugar no les eran desconocidos y una confortable sensación de hogar hizo expandir su bienestar.
El hombre con el que hablaba portaba un colgante similar al suyo.  Le hablaba de cosas que no entendía demasiado pero que les eran familiares, por libros que había que tenía en casa y por cuadros que heredó de su padre. 
 La conversación los llevó a uno de los rincones de la sala.  El monje abrió una estantería demasiado grande y pesada para creer que fuera capaz de desplazarla pero lo consiguió...

Dejó caer una especie de manta, el polvo acumulado impidió ver  a primera vista lo que quería mostrarle pero a penas un instante después pudo ver el brillo del acero, el dorado de los escudos, La cruz, la espada y el terciopelo de los ropajes.
" Te han estado esperando demasiado tiempo.  El acero y el fuego te esperan.  Y sabemos... tenemos la certeza que ninguno de los nuestros tiene el acero tan afilado ni un corazón tan impasible como el tuyo.  Tenemos demasiado impíos a los que conducir por el camino de nuestro Señor".

Adrián en silencio, absorto por los acontecimientos no dijo gran cosa, solo alcanzó a agarrar con fuerza la empuñadura de aquel acero... No tardó en teñirlo de rojo sangre.

Y se abría la puerta.
Siempre pasaba lo mismo y siempre era a la misma hora.
Cuando se abre la cuarta dimensión, cuando se producen los viajes astrales, cuando los muebles crujen y “oímos en el silencio”... la puerta siempre chirriaba y siempre se abría.
Era un sonido metálico, de bisagra poco engrasada, de aire en frío en la cara, pero siempre sonaba, a la misma hora, y la puerta, siempre se abría.
El joven Adrián decidió encontrar el porqué..., descubrir el cómo..., y tuvo que ausentarse de sus tierras y de esa puerta que, cuando al acostarse cerraba, siempre amanecía abierta.
Cogió su caballo y emprendió viajes a la montaña, la montaña de la sabiduría, la montaña de los 5000 metros de altitud, la montaña donde estaba ubicado “el monasterio”, el monasterio  de los Monjes Capuchinos, el monasterio donde estaba Fray Teodoro, erudito de la época, médico, hombre de Fe, conocido por su valor ante su “oposición a la hoguera”, a la quema indiscriminada de mujeres, hombres  y niños, de jóvenes y ancianos, a la quema y destrucción de la poca cultura que existía en la época.
Fue un viaje peligroso. Las bajas temperaturas y el hambre voraz de los lobos no lo dejaban dormir. El crujir de ramas de pisadas de asesinos y delincuentes tampoco. Un hombre sin caballo en esas tierras solo podría sobrevivir unos días, y él lo sabía.
Llegó un día antes de lo esperado y pidió hablar con Fray Teodoro, el monje guerrero.
Estaba retirado en una celda, cerca de la biblioteca, cerca de los comedores, con un patio interior, viviendo de una manera mísera.
Adrián se presentó. Le mostró respeto y le contó el motivo de su viaje.
Fray Teodoro lo escuchó. No lo interrumpió.
Su aspecto era frágil pero la edad y la enfermedad no le habían arrebatado su mayor tesón, su cultura y su saber.
“Cada noche, cuando se abren las puertas de la 4ª dimensión, siempre siento un aire frío en la cara y siempre oigo chirriar la puerta...”, comentaba Adrián.
Fray Teodoro lo escuchaba, le preguntaba, “quizás una corriente de aire...”, “quizás la humedad en el ambiente...”, pero la llama de la vela siempre estaba vertical y nunca se mecía frente al aire frío que recorría noche tras noche su cara.
Al final, Fray Teodoro, después de mucho pensar, solo pudo contestar y afirmar lo que solo pueden contestar los grandes, los que están por encima del juicio de los mortales, los no temerosos, los que parecen impasibles ante los juicios de los mortales, los sabios y eruditos, y le contesto...“no lo sé”.


martes, 14 de mayo de 2019

Un reloj.


Un reloj.

Hace unos años me compré una caja de relojes por Internet.

La idea era tenerlos todos en la caja, tenerlos a la vista, funcionando y dependiendo del día, ponerme el que más me apeteciera.

Relojes regalados por personas del pasado (nada menos que cuatro), el reloj de mi padre que me regaló cuando estaba enfermo, relojes antiguos de mi padre y de mi abuelo, relojes baratos de verano comprados para ir a la playa y bueno, sin pensarlo mucho decido:

Lotus roto, sin pila con la correa rota de una antigua relación. Tirarlo a la basura.
No me pienso gastar un céntimo en ese reloj. Ni se lo merece ni me apetece.
Dos relojes de playa, sin pila. Tirarlos a la basura.
Y de pronto veo, de pronto, el reloj de mi Comunión.

Me encanta esa visión y me digo… “tío… el que te regalaron tus padres con tanto cariño, el Orient con el que te sentías tan importante a los ocho años…”

A los ocho años, madre mía. Viviendo con mi familia, mis padres y mis hermanos, todos bajo el mismo techo, deseando que fuera viernes para ver el “Un, Dos, Tres,…”, celebrando los Santos, los cumpleaños, las Navidades, pasando los veranos en la playa, saliendo a ver las procesiones en Semana Santa y luego contando los caramelos que me habían dado, teniendo “terrores nocturnos”, de los que solo me tranquilizaba llamar a mi madre y que me dijera eso que dicen todas las madre… “a dormir… que ya está bien”, jugar con mi vecino Esteban, irme a pescar con mis padres… y la verdad, sentí mucha nostalgia de mi infancia.

Últimamente creo que me estoy volviendo g.

He arreglado la bici que me regaló mi padre cuando aprobé octavo de E.G.B.
Ahora quiero limpiarla, pulirla, a ratitos, y colocarla nada menos que en mi comedor… reluciente.
Mi BH Gacela gris plata.

Y con el reloj, lo he llevado a limpiar, le he puesto una correa amarilla y lo voy a llevar en mi muñeca una temporada.

Creo que me estoy volviendo mayor y creo que echo en falta cosas del pasado.
Creo que no pasé la crisis de los 40, que la viví como la posibilidad de comprarme mi moto Triumph, ponerme duro en el gimnasio, tirar de ropa vieja, desgastada y de gafas de sol de la marca Reyban.

Pero creo que he inventado la crisis de los 50, siendo feliz arreglando mi BH Gacela, arreglando el reloj de mi Comunión y ayudando a mi madre en su Cuarta edad.

Me lo dijo mi amigo Félix.
A los 20 años, juegas al futbol, luego te comes un bocadillo de calamares, luego tienes dos veces seguidas relaciones imtimas con tu novia, y luego te duermes tan tranquilo.
A los 30, el primer trabajo, el primer coche, la hipoteca de la vivienda, boda, bebes.
A los 40, más trabajo, más hipoteca, hijos adolescentes.
Pero a los 50, ya no vas a destacar por tu potencia física, ni por estar intimamente dos veces seguidas con tu pareja, ni por tener el estómago a prueba de bombas, ni…, pero podrás destacar si te vuelves una persona entrañable, de esas que lo entienden todo, de esas que no juzgan, de esas que ayudan porque les apetece, de esas que iluminan una habitación cuando entra, de esas que no generan problemas, de esas que todo les parece bien, de esas que simplifican un drama en un instante con las palabras adecuadas… Una de esas.

Y creo que mi reloj de la Comunión, nunca lo hubiera reparado a los 20 años, ni a los 30, ni a los 40.
Es ahora, casi a los 50, cuando no me lo pienso quitar de la muñeca en una temporada.

Y esta es la historia de este reloj.














lunes, 13 de mayo de 2019

Ora et labora.

Cansar el cuerpo para doblegar la mente.

Ya lo decían los benedictinos. Hay que cansar el cuerpo para doblegar la mente. “Ora et labora”.

Resulta que en caso de ansiedad, el sistema simpático te prepara para la lucha, la huída. Te manda sangre a los músculos principales, te acelera el corazón, te prepara.

En caso de ansiedad debes hacerle caso a ese instinto de supervivencia ancestral creado para protegernos. Debes salir a la calle y “huir”. Hacer ejercicio aeróbico dentro de tus posibilidades. Andar a paso rápido, correr, hacer pesas, ir al monte, subir escaleras, montar en bici…, debes moverte.

Parece ser que en contacto con la naturaleza, las ondas cerebrales son muy armoniosas y también ayuda, así que doblegar tu mente en el monte, en un parque o en la playa, es más efectivo.

Nada de meditar, técnicas de relajación en lugares cerrados, libros o videos de YouTube de autoayuda, sino todo lo contrario… huir, correr, saltar… en una palabra, “luchar”.

Por otro lado está el sistema parasimpático es el que te protege del sistema simpático, de tanta adrenalina y manda esa sensación de cansancio después de ” esa batalla”, con lo que de ansiedad “no se ha muerto nadie”, el sistema parasimpático te protege.

Ya lo decía este Santo, Ora et Labora, la Regla de San Benito.

Cada día lo tengo más claro. Somos como lobos, jerárquicos, de manada, gregarios, que vivimos tomando café para estar despiertos, hipnóticos para dormir y mientras tanto, vamos con ropa sintética por la calle.

 Así que a partir de ahora, ante el primer síntoma de agitación, “a luchar”.


domingo, 12 de mayo de 2019

Taller Vicente Marco.

Taller de escritura creativa, Vicente Marco.

Me lo propone Eva, la profesora de mi curso de escritura creativa.

Tras cuatro meses de ausencia, todo sigue como estaba. Siguen siendo los mismos compañeros.

La acogida es maravillosa y todos realmente se alegran de verme y les digo la verdad, que los he echado de menos.

Le advierto a Eva que ando un poco despistado, que debo ir un poco “a mi bola”, que no me riña si ve que no leo sus lecturas o no hago sus ejercicios.

Ella ríe, me mira y me responde, “Roberto, tu siempre has ido a tu bola”.

El taller de Vicente Marco es una buena oportunidad. Pasar un día en la Universidad de San Vicente, sentir la compañía de mis 18 compañeros, comer con ellos y ser participativo. Me encanta participar.

El contenido, muy denso. Me esfuerzo una y otra vez en seguir la clase. La elipsis, la omnipresencia… conceptos nada conocidos por mi.

Vicente se deja la piel. Apuntes, lecturas, intervenciones… una pasada. Y a las 19.30h, acabando el taller, decido poner rumbo a casa después de haber asistido a un taller maravilloso, compuesto por personas maravillosas, impartido de manera maravillosa y con un contenido, también maravilloso.

Gracias Eva!!!





   

viernes, 10 de mayo de 2019

Y porqué no???

Cambiemos Orihuela.

Ya el nombre… apetece. Gente joven, con mucha formación, con ganas de trabajar y lo mejor, llenos de ilusión.

Sus predecesores ya estuvieron en el poder y a pesar de haber demonizado a su líder con que “”iba a prohibir las procesiones de Semana Santa” o, “iba a quitar de La Cruz de la Sierra de la Muela”, o su orientación… hizo una buena gestión.

Ahorró dinero público, formó un buen equipo de gestión, estuvo cerca de sus ciudadanos y fue un buen líder.

Yo no entiendo de colores ni de siglas, pero si entiendo de gestión, de equipo, de representar a otras personas y es que, la base de cualquier cargo de representación, reside en estar al servicio de las personas que han depositado su confianza en ti.

De llamar a las cosas por su nombre, de no quedarte con lo que no te pertenece, de ser humilde y cercano, accesible, de rodearte de gente formada que hace las cosas, lo mejor que sabe y lo mío son, los equipos de trabajo compuesto por “personas” que trabajan por un bien común, que toman buenas decisiones, que se equivocan pero aprenden de sus errores, que están cerca de sus conciudadanos y en fin, siempre he pensado que las personas están por delante de los cánticos y las banderas, de ideologías y de colores, que hay que dirigir pensando siempre en el bien común, teniendo en cuenta los daños colaterales, que siempre surgen y que siempre, siempre, debes subsanar.

Cambiemos Orihuela. Y porque no???




 

Soledad.


A veces nos sentimos solos, pero todo está en nuestra mente… esa que nos ayuda en tantas ocasiones, esa que a veces, nos destruye sin piedad.

Ante la sensación de soledad, siempre hay un gimnasio donde ir para ampliar nuestra red social… si te gusta la gimnasia, claro.
Un taller donde apuntarnos, relacionarnos y estar distraídos, si te interesa la actividad del taller, claro.
Una afición que nos trasporta y nos hace sentir bien, e imagino que algo de este mundo te interesará

Pocos, pero buenos amigos, de esos que se les llama y se queda a tomar café, de esos que no preguntan, que no cuestionan tus ausencias,  pero cuando vuelves, siempre te reciben de buen grado, sin reproches.

Disfrutar con tu trabajo y agrandar tu red, pero esta vez laboral.
Interactuar con otras personas. Cajeras de supermercados, verduleras y boticarios… incluidos, desde la cercanía y la humildad.

La suma de muchos momentos cotidianos, hace que no te sientas solo.
Y cuando te sientas solo, siempre tienes una casa por organizar, un coche por limpiar, un recado por hacer, algo por arreglar, una llamada que realizar, un ordenador que formatear...

La soledad es un estado mental. Puedes estar solo pero sentirte acompañado, o puedes estar muy acompañado, pero sentirte muy solo.

Tu elijes.




jueves, 9 de mayo de 2019

La anticipación.

La anticipación.- 

Muchas veces anticipamos.

Quien va a cuidar de mi cuando enferme??? Quien va a cuidar de mi cuando envejezca??? Y con esta anticipación, sin darnos cuenta, enfermamos, envejecemos antes de tiempo y nos angustiamos, olvidando el presente.

Tb olvidamos nuestro instinto de conservación, ese que te hace cuando “enfermas de la rodilla”, tirarte a la calle, hacerte amigos de tus fisios, de tus verduleras, del dueño del bar de tu barrio, de los compañeros del taller de manualidades..., ese instinto ancestral de conservación, de supervivencia.

Quien va a cuidar de mi cuando enferme??? Yo.
Quien va a cuidar de mi cuando envejezca??? Yo.
Sin olvidar que le vida te puede dar un giro inesperado de 180 grados en un instante en forma de “accidente de tráfico”, “volver a una antigua relación”, ... o yo que sé.

Mientras tanto tenemos el deber de... disfrutar del presente.

 Disfrutar de tu trabajo, tener una red social y laboral importante, disfrutar de tu madre, pocos pero buenos amigos, de esos en los que se puede confiar, de esos que no preguntan, de esos que simplemente, te ayudan y tener aficiones wais que te "alejen de la consulta del médico" que de los bares, por suerte o por desgracia, no vas a sacer nada bueno.

Así que ahora toca... vivir, vivir sin miedo al futuro, disfrutar tu presente, disfrutar de tu trabajo, de esos pocos pero buenos, de tu red social y laboral, de tu madre octogenaria, de tus aficiones wais.

Ahora toca simplemente... vivir.

miércoles, 8 de mayo de 2019

Un reloj


Han sido cinco años sin abrir determinados cajones en casa… y cinco años son muchos años en una vida.

Aprovechando buenos momentos y con el trapo del polvo en la mano… los he abierto y como si fuera “un cirujano de la Seguridad Social”, he extirpado lo que no me gustaba y me he quedado con lo que me gustaba, sin sentimientos, recuerdos, ni emociones.

Eran muchos archivadores llenos de papeles que no me atrevía ni a mirar.
Aprovechando buenos momentos he tirado mil informes médicos, que no hay nada como tener una póliza privada de seguro para chequear tus órganos de vez en cuando.
Informes, papeles del neumólogo (cuando fumaba), urólogo, oftalmólogo, de mi fracasada adopción internacional, de mis fracasadas fecundaciones in vitro.

He tirado ropa. Vieja y desgastada o nueva que no me gustaba.

Medicamentos que no uso o estaban caducados, cristales de gafas con graduaciones pasadas.

Dos cascos viejos, teniendo dos cascos casi sin usar, una chaqueta de moto vieja, teniendo una chaqueta nueva casi sin usar, y he decidido usar lo último, lo nuevo, lo alegre, lo que me gusta.

Y se me ha quitado una losa en el pecho de 1000 kilos.

He conseguido tener una casa, limpia y ordenada, como siempre he tenido, pero sin dolor.

Ahora toca tirar este reloj.
Un reloj que me regaló mi novia, con la que me iba a casar, hace 21 años.
Un reloj que no lleva pila, que tiene la correa rota, que está averiado. Nada menos que un Lotus.
La duda, repararlo y usarlo o dejar “mi muñeca libre para otro reloj”.
Un reloj nuevo, sin recuerdos, con una esfera deportiva, con una correa alegre… y hoy, he decidido, física y simbológicamente, tirar el reloj.

Las casas son extensiones de las personas.
Una casa con o sin pareja, debe ser un refugio, un sitio alegre y agradable donde descansar
Un sitio lleno de opciones, de libros, de comics, de cine.
Un km0 donde uno parte a vivir a la aventura esta a la que llamamos “vida”, pero un lugar donde, en un momento dado, poder regresar.

Os animo a tirar las cosas que tengáis en casa que os produzcan dolor.
Os animo a crear espacios vacíos que llenar de nuevas cosas.
Os animo a tirar las cosas que no os gusten, por muy nuevas que estén.
Os animo a tirar informes médicos, medicinas caducados o que no uséis, cristales de gafas antiguas, cascos viejos, chaquetas de moto viejas, ropa vieja o que no os guste, cuadros rollo y que dejéis sitio, para lo nuevo, lo alegre, lo colorido, lo armonioso.
Os animo, a tirar un reloj.


martes, 7 de mayo de 2019

Mi madre.


Día de la Madre.

Y va y se cae en su casa.
Le compramos un andador pero ella, con 88 años, “no le hace falta”.

Va arrastrándose a la habitación, no puede ponerse sola de pie y me llama.
Tiene el botón de la Teleasistencia pero ella, con 88 años, no lo lleva encima, “no le hace falta”.

Me llama desde la habitación, voy conduciendo, tardo 30 minutos en llegar.

Al llegar ya la ha levantado mi hermano, mi sobrino, y ella está en el asiento, asustada, nerviosa, temblorosa.
Le duele la cabeza y el lado izquierdo de su cuerpo. Le han dado un paracetamol.

Llega la hora de comer y todos tienen compromisos, menos yo.
Como con ella.

Le preparo y sirvo la comida, le compro helado de turrón sin azúcar, la charla, mi reprimenda por ser tan tozuda y siento miedo, mucho miedo, miedo a perderla.

Son muchos años ya. Es mi mejor amiga. Mi confidente. Mi consejera… y tengo miedo a perderla.

Por eso le riño cuando no usa el andador, cuando no leva el botón de la Teleasistencia, por mi miedo, por mi angustia.

Se levanta de su siesta más animada. Charlamos, nos hacemos una foto riéndonos, la beso, la abrazo, pongo mi mejilla junto a la suya y noto una piel muy fina, muy suave, muy calentita, la cara de mi madre.

Y le digo lo que hacía mucho que no le decía. “Es que yo te quiero mucho, es que no quiero que te pase nada…”, y la beso mil veces.

Siempre le digo que es “mi trastico”. “Que no sale de una para meterse en otra”, que cuente conmigo, que yo siempre voy a estar ahí, que mientras yo viva a ella, no le va a faltar de nada y que la quiero.

Probablemente ha sido el mejor Día de la Madre de mi vida, con mi madre, vulnerable, dependiente, con sus miedos, con mi miedo a perderla y la dejo a las siete de la tarde, haciendo sopas de letras y mirando por el mirador, sentada, con el botón de la Teleasistencia, con el andador a mano, feliz.

Así que este post va para mi madre, para su Día, que no fue el 05 de mayo, que va a ser todos los días de su vida mientras yo viva, porque la quiero.




domingo, 5 de mayo de 2019

Cicatrices.


A veces me da miedo cuando veo mis cicatrices, pero tb me doy cuenta de lo vivo que he estado y lo vivo que estoy.

Como a los 15 años me sacaba un extra de dinero ayudando a mi madre en la limpieza general de la casa.

Como a los 19 años trabajaba a escondidas para comprarme mi primera moto.

Como trabajaba los veranos de los 20 a los 23 años para pagarme la primera carrera y como a los 45 años, recien separado, me saque la segunda... con el ordenador y el paquete de clinex sobre la mesa.

Con 24 años era un técnico dentro de un gran equipo dentro de una gran Institución. 

Me deja mi novia a seis meses de la boda??? Me voy a Venezuela, pero no a la zona turistica, sino al Delta del Orinoco, al Salto del Ángel y a la sabana venezolana. 

A lo largo de mi vida, he vivido en tres sitios, he viajado mucho, he hecho tres veces el Camino de Santiago, he tenido siete motos y cuatro coches, he conocido el amor, el desamor y me he equivocado tantas y tantas y tantas veces, pero es que he tomado tantas y tantas y tantas decisiones... que es imposible no equivocarse.

A veces echo en falta ser "un bibliotecario". 
Haber sacado buenas notas en el instituto, estudiar en la universidad, casarme con mi novia de toda la vida, la hipoteca, los hijos, los nietos y morirme con 80 años en paz, pero me recuerdo mi vida, mis aventuras, mis ilusiones y tb veo mis cicatrices y solo pienso que estoy vivo, que he tenido una gran vida, que entiendo de amores, trabajos, coches, motos, amigos, viajes... y que lo bueno de esta vida son sus giros, sus sorpresas, que nada esta hecho, que nada te garantiza que se pueda o no se pueda hacer y en fin, es el precio que hay que pagar, por estar vivos, que somos "un mosquito" flotando en la nada en comparacion a un Universo... y que ahi estoy yo, con casi 50 años, un vapeador, una moto y una tarrina de helado de turrón. 





sábado, 4 de mayo de 2019

Bucle.

Siempre el mismo bucle.
Conozco, me siento wai, la dejo de lado, se llena de polvo y se
descarga la batería pero al final, siempre termino acudiendo a ella.
Es una buena amiga. Entiende mis ausencias y me recibe sin preguntas.
Con un cargador de batería y un paño, ya se siente contenta.
Y domingo tras domingo, me dá todo lo que tiene y quien te da lo que tiene, no tiene deber de darte nada mas.
Muchos la verán como dos ruedas y unos hierros.
Yo la veo como sensaciones, amigos, ilusiones, comidas, aventura, compañía... que te lleva, te acompaña, te susurra, te relaciona, no te cuestiona y te mete en un mundo wai, lleno de color y de buena
gente... siempre... buena gente... que debajo de camisetas negras con calaveras, tatuajes y demás... suele haber buena gente.
Y es que mi vida sería menos feliz sin mi moto.