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miércoles, 31 de agosto de 2016

Un grupo.

Cuando un grupo se disgrega.-

Un grupo de personas, con un objetivo común, se encuentra con el tiempo con los egos de algunos de sus componentes, con los que mandan, con los que se dejan mandar, los que ponen pegas a todos, los que lo encuentran todo bien...

En mi opinión, para que un grupo sobreviva, necesita un cuidado especial para que mandando nadie se sienta mandado. Activador, promotor, aceptando lo inesperado, creciendo ante las crisis, pero cuidando de los que critican las actividades del grupo o al grupo y sobre todo debe pensar ante todo en el bien común.

Uno debe pensar en todo momento en el grupo, no en lo que a uno le apetece, sino en el bienestar del grupo, con lo que los egos y el grupo, suelen llevarse mal.

Crear grupos del grupo. Mal asunto.
Tarde o temprano se va a saber. Un desliz con una foto, un comentario a destiempo,..., y la otra persona que está fuera de ese subgrupo se puede sentir mal, desplazada, ninguneada.

Los que por sistema critican las actividades del grupo. Hay que tenerlos cerca. Deben tener un trato especial. Hay que pasarles información, ser paciente con ellos, hacerlos sentir extremadamente unidos al grupo y así no se irán y sobre todo, no harán daño al grupo con sus comentarios.

La cúpula del grupo debe estar muy cerca del grupo. Saber sus inquietudes, aceptar las críticas, hablar con el grupo, contar los planes del grupo, tener una claridad extrema, tanto en actividades como en las cuentas y así, se apagarán los fuegos y no tendrán de que hablar.

Y por último, aprender de las crisis y salir fortalecidos de las mismas, teniendo claro que todo grupo tiene un principio y tiene un final.


lunes, 29 de agosto de 2016

Sobriperros




Ella es Lassie, la perrita que mi padre nos regaló cuando mis hermanos y yo aún éramos niños.  Mi hermano se metió por el pequeño túnel que su madre había hecho en un hangar de paja y tras llegar al fondo volvió con ella entre las manos.

Fue como nuestra hermana,  íbamos siempre con ella, incluso en vacaciones en el camping de Conil  (Cádiz) podíamos pasar los días con ella.  Nos tuvo que aguantar mil travesuras, ideadas por los niños de esos años ochenta, tan libres y traviesos, tan aventureros  siempre ideando  cosas...
Recuerdo que ella no comió nunca esas bolitas que hay ahora, ella tenía siempre un plato de comida como el de nosotros, sus hermanos, nos encantaba verla comer el día de los espaguetis, era un número ver como masticaba y sorbía los espaguetis.   Era nuestra diversión... Al igual que cuando mi hermano  le dio un chicle y un día por puro asar hizo una pompa... cada vez que el aburrimientos nos mataba. Ese aburrimiento tan horripilante que solo se tiene con once años,  intentábamos que hiciera otra pompa de chicle, esa era nuestra meta, volver a ver a la Lassie masticando chicle y haciendo pompas.  
Mi madre tenía que lidiar con nosotros y con ella, sus tres hijos y la lassie. (Su hermana perro)  Un día llegó al limite de su paciencia. Mi madre no entendía que le ocurría a la perra que corría como una posesa por toda. la casa... Tardó toda una tarde  en sacarnos la información de lo  ocurrido, tuvo que bañar  a Lassie  y aguantarnos todo un día en casa encerrados y castigados... por echar polvos pica-pica en el culo de la perra.

Y así fue pasando nuestra infancia y adolescencia  hasta que fue desmasiado viejita, y teníamos que ponerle crema para los dolores de artritis y darle de comer con jeringuilla porque muchos días se ponía malita y no quería comer. Nos dejó una mañana,con 14 años de edad, que para ser un perro es quizás demasiado, despues de una buena vida  su corazón no aguantó más...   A veces voy donde está enterrada y me doy cuenta que no tengo que ir allí pera saber que la tengo, que la tenemos en nuestra memoria siempre.







Han pasado muchos años.  Nunca hemos vuelto a tener un perro amigo en casa, pero ahora mi hermana ha adoptado a Kira y Loki,  dos husky que nos han recordado con sus cosas, cosas de perros, cosas de amigos y compañeros de cuatro patas que nuestra familia es una familia de perros.


Mis sobiperros son muy loquitos, aún son pequeños, apena tienen unos meses.  Kira es alocada, solo quiere chuparte y de pasada darte algún bocaito sin intensión. Todos dicen que es muy bonita, divertida y según mi hermana mil veces mas valiente que él.  Pero a mi me gusta él.  Loki es obediente y se sienta a tu lado y te mira queriéndote decir algo que aún no descifras.  Ha aprendido a dar la patita, cuando Kira ni intenta jugar a eso de dar la patita para conseguir una chuche.
A ella le gusta mas correr por el césped y comerse todos los bichos que encuentra, es como Taz (El dibujo animado del monstruo de tazmania) 
Algunos días nos vamos a pasar el día fuera de casa, nos montamos en el coche, todas chicas, mi amiga Ani, sus niñas que son mis ahijadas, mi hermana, yo y a veces mi madre.... y atrás mis sobriperros y Valentina (la perra de mis ahijadas)  todas en el coche, con los cinturones de seguridad siempre puesto,  la Patrulla canina en acción...


Siempre hemos sido una familia con alegría pero ellos nos aportan una chispa y una vitalidad que los que compartís la vida con algún animal de cuatro patas sabréis bien de lo que os hablo.







sábado, 27 de agosto de 2016

Ochenta y cuatro!!!



Ochenta y cuatro contactos menos en mi agenda de teléfono.

Cuatro relaciones que no cuajaron, tres señoras que no supieron ayudarme en las cosas de la casa, algunos amigos que no estuvieron cuando fueron necesarios, no se cuantos conocidos...

Ochenta y cuatro nuevas oportunidades que las reservo para alguna relación que cuaje, para amigos verdaderos, en alguien que me pueda ayudar con las cosas de la casa, y en personas de buen corazón que quieran estar a mi lado.

Mis ochenta y cuatro excontactos también me habrán eliminado de sus agendas.

Cuatro de ellas dirían que no estaba a su altura, las asistentas que les pagaba poco, los examigos dolidos por mi frialdad y mi distancia y los conocidos también me habrán borrado de sus agendas.

Y es que todo depende de la percepción que uno tenga.

No existen éxitos sin fracasos, no existen amistades verdaderas sin decepciones, lo que busques lo atraerás y lo que hagas te harán, y todo será válido dependiendo del lado del en el que te encuentres.






Yo sé que hoy tengo ochenta y cuatro nuevas oportunidades para hacerlo mejor, para aprender de mis errores, para repetir mis aciertos y para intentar tener un presente y un futuro mejor, del que fue mi pasado.

Y nada menos que ochenta y cuatro.

jueves, 25 de agosto de 2016

La oruga que se convirtió en mariposa.-



A pesar de mi formación y de llevar casi 20 años trabajando con personas que se sienten mal por haber perdido la visión, la imagen más poética de la depresión me la proporcionó una psicóloga muy jovencita que trabaja con personas grandes dependientes debido a sus graves problemas físicos.
Esta compañera, hablaba de la depresión como superación de una etapa, algo necesario que necesitamos para trasformarnos en seres más sabios y dejar atrás otras etapas.

Ella hablaba de la negación, esa etapa primera de la depresión donde no nos podemos creer lo que no está pasando.
Siempre es tu vecino el que tiene un accidente, o tu conocido al que le diagnostican una enfermedad, y cuando la desgracia llama a tu puerta... no piensas que eso te pueda pasar a ti.

La ira. Es importante cargarse de ira, de rabia, de dolor, de FUERZA, para abordar la siguiente etapa.
La ira, la adrenalina... da fuerza y es necesaria en este proceso de superación, de trasformación, de crecimiento.

La depresión en si. Ver las cosas distorsionadas por culpa de esa serotonina, de esa intoxicación química que se produce en nuestro cerebro... con insomnio, crisis de llanto, pérdida o aumento del apetito... ese vaso medio vacío, esa apatía que te impide ducharte, afeitarte, lavarte los dientes... necesitamos la fuerza de la etapa anterior y alguien que nos acompañe en este camino, que nos haga ver las cosas de forma distinta, que nos explique lo que nos está sucediendo... para que al final, gracias a la medicación y a la terapia, consigamos trasformarnos, dejar de reptar por el suelo y convertirnos en mariposas, cuando se produce la tan deseada aceptación de lo que te ha sucedido, de eso que solo le pasa a tu vecino o a tu conocido, y que ahora te ha pasado a ti...
Las depresiones se superan, y salimos fortalecidos de ellas, y valoramos más las pequeñas cosas y esa oruga que ha necesitado rectar y meterse en un capullo de seda, aislada del mundo, es capaz de volar, volar alto, volar con más fuerza que nunca, volar muy cerca del sol y disfrutar de las flores, que es lo que le gusta hacer a las mariposas.



La oruga que se convirtió en mariposa.

miércoles, 24 de agosto de 2016

En un instante.-



Te lavas los dientes, te tomas un actimel y te vas a la cama.
Ha sido un buen día.
Por la mañana has trabajado. Hay que trabajar.  Dos hipotecas y en su momento, una familia, requiere esfuerzo, disciplina y trabajo.
Por la tarde has hecho la compra. Vas al supermercado y compras marcas blancas, con el consabido 3x2.
Aprovechas y con la compra en el maletero, echas gasolina, de la barata y de paso lavas el coche. Te regalan un lavado por cada depósito, o mejor dicho, un mal lavado.
Te tomas dos cañas en el bar de tu barrio, de esas que valen 1€ y que nunca te ponen hasta el borde.
Hace mucho que no le dices a nadie que la quieres. Tienes llamadas por hacer que no llegas a hacer de personas que echas de menos. Besar, tocar, abrazar... lo dejas para más adelante.
Te acuestas y a mitad de noche, pasa lo que siempre pasa en otros países, esas tragedias que nos trae la naturaleza, eso que siempre pasa en Colombia o en suráfrica... y te despiertas bajo un millón de escombros.
38 muertos y más de cien sepultados.
Los mañana, los ya veré, los tengo que hacer y sobre todo, los besos, los abrazos y las caricias de las personas que quieres, quedan en el tintero.
Y es que la vida, está para vivirla.
Y es que en este mundo, estamos de paso.
Y es que cada instante con las personas que amamos, es un regalo.
Y es que en un instante, te puede cambiar la vida.





                                                                                                                                                                                                                           

martes, 23 de agosto de 2016

Entre susurros.-

Entre susurros!!!

Once de la noche.
Hora del "delicado momento...".
Inicio protocolo, cepillarme los dientes, tomarme un actimel e ir a esa habitación, donde está esa cama.
Demasiados recuerdos. Quizás poner la tele pequeña de la habitación y escuchar una voz ayude...
La habitación está muy fría. Si quieres vivir cerca de las estrellas en la última planta de tu edificio, es uno de los inconvenientes, el frío.
Apago la luz. Tiritona. La cama está fría, la habitación oscura y los recuerdos.
Dos de la mañana, los ruidos.
Tuberías, viento, crujir de muebles, es lo que tiene vivir cerca de las estrellas, los ruidos se intensifican.
No puedo coger el sueño, y en cinco horas debo coger mi coche e ir a trabajar, me concentro, debo dormir.
En todo este período se da un denominador común, algo que pasa noche tras noche, alguien que se muere por dormir conmigo, alguien que se esconde debajo de la colcha a las once pensando que no lo veo, que emerge cuando apago la luz y se queda a mis pies sin moverse, "no hay que levantar sospechas...", y que en la madrugada, me aborda acariciándome la cara con sus patas, restregándose su cabeza en mi cuello, con todos los niveles audibles de ronroneos.
Sin lugar a duda, piensas, ella también tiene alma y piensas que en el fondo, en la célula cero, de esa de la que todos venimos, todos somos iguales.
Vino a mi vida con muchas dudas.
La abandonaron a los tres días de vida y sin lugar a duda, mis noches no son tan frías ni tan largas ni tan ruidosas gracias a ella.
Ha sido una de mis mejores decisiones de estos dos últimos años y debe estar en este bloguert.
Luna, mi gato siamés abandonado.


domingo, 21 de agosto de 2016

El beso de una madre.-



Quizás vengan las tan deseadas vacaciones y quizás no sean lo que tu esperabas.
la propuesta para este verano eran del estilo Bod Marley. Playa, esos chiringuitos que se convierten en la noche tomando un aire ibicenco, un par de mojitos... y ante todo, "mucha calma..."
Rara vez nuestros planes iniciales se convierten en los finales y a mitad de tanto plan, uno tiene que reinventarse una y mil veces.
Una avería inesperada en el coche con un desembolso importante, unas propuestas de visitas que no llegan a producirse, ese chiringuito ibicenco que se convierte en el sofá de tu casa y en fin, la madurez para saber ir adaptándonos a las situaciones.

Hoy ha ocurrido lo inesperado.
los hijos por definición solemos ser egoistas con nuestras madres y a veces no nos damos cuenta de que le vamos dando nuestras migajas y hoy ha sido un día de estos.
Ante el enésimo plan fallido de un domingo de agosto, llamada a mi madre.
Ella pensaba que subiría a un campo a comer, pero tampoco la han llamado.
quedamos, llevo una barra de pan, un pastel de carne de esos que tanto le gustan, comemos, la charla, sus inquietudes y al final de la comida, cuando ella se va a descansar y tú te quedas acabando el cigarrillo, te coge por detrás y te besa.
Un momento mágico y eterno y es que por muy mayor que esté y por muchas enfermedades que padezca, una madre siempre es una madre.
A pesar de estar en lo mejor de tu madurez, y de aprender a batallar en mil y una batalla, y de verla tan mayor e indefensa, el beso de una madre, de mi madre, como lo ha hecho hoy, sin lugar a duda ha sido el mejor beso de este verano, ese que te recuerda que eres su hijo, su pequeño y que mientras ella viva, no te puede pasar nada.

El beso de una madre, de cualquiera de nuestras madres, de mi madre.







jueves, 18 de agosto de 2016

Antes de que amanezca.-



Y de pronto tu vida hace un giro de ciento ochenta grados.
Y de pronto, eso que le pasa a los demás, te pasa a ti.
Y de pronto todo tu mundo te falla.

Confías en lo que has sembrado durante décadas y tu vida se convierte en una ficha de dominó, y es que cuando cae una, caen todas.
Te vuelves un solitario. Te conviertes en tu mejor amigo. Confías en tus cualidades, con tus defectos, en tus habilidades, con tus carencias, en tus aciertos, con tus errores, y simplemente pasas día a día, rato a rato, hora a hora, esperando a que amanezca.
En ese aletargamiento, te falla gente con la que cuentas, pero también encuentras a gente que aun siendo desconocidos, te ofrecen su casa, su tiempo, su familia... y aún entiendes menos...
En esos momentos solo tienes una cosa a la que aferrarte... La esperanza.

Te dicen "pues deberías estar bien..." y tu te callas, y simplemente piensas, "uno no elije cuando supera sus desgracias...", y hay que dejar trabajar el cerebro, a la memoria, y confiar en que esas herramientas, cargadas genéticamente durante milenios, son poderosas y no te van a fallar.
El faro de Nieves, la conversaciones con Félix y con José Manuel, y todos esos desconocidos que sin saber nada, sin preguntar nada, simplemente están al otro lado del teléfono para salir, almorzar, rutear, reir y hacerte soñar... hasta que amanece y te das cuenta de que estás bien, de que todo está bien, de que lo has hecho bien y de que sales fortalecido, que si has podido con eso, podrás con todo; con tus cualidades, habilidades, aciertos y también con tus errores, carencias y defectos.
Y tu enemigo, -tu cerebro-  ha hecho bien su trabajo y se ha convertido en tu amigo, y es una herramienta poderosa, y que con esa herramienta de tu lado, eres invencible.

... Y para esas personas que de pronto todo su mundo le falla, y les pasa lo que pensó que nunca les podría pasar, para los que  su vida da un giro de ciento ochenta grados, que sepan que al final, tarde o temprano, siempre amanece.






A hierro



Llegó a mí en el mejor momento.  Cuando dejé atrás todas la basura y todos los lastres.
Ella era paciente, esperaba en el garaje a que llegara su momento. 

La monto con ganas, durante toda la semana pienso en ella, tiene personalidad.  La acaricio un instante antes de montarla y escuchar su rugido. 

Salimos a la carretera. Vivimos los caminos sin prisas, llegando a lugares donde nadie llega,  carreteras secundarias pocos transitadas, caminos que sólo usan un puñado de aventureros.  Disfrutamos del camino, aprendemos de cada kilómetro.
La vista y el equilibrio se agudizan,  el camino se codifica con nuestro ADN, formando parte de ti para siempre.
Alcanzas una velocidad media... 90 km/h.  relajas los hombros y te fundes con tu moto, el asfalto y el entorno. Las sombras se alargan mientras que nos acercamos  a un horizonte que reinventamos en cada viaje.

Sientes como las presiones desaparecen, experimentas una sensación de libertad, de volar, soñar, aventurear, explorar y gozar  de lo mas bonito de la vida,  es como estar siempre joven y vigente... cada instante se vive intensamente y con suerte si te escuchas un momentos serás consciente de que eres feliz.

El camino puede traerte compañeros de ruta, aventureros con tus mismos sueños y pasiones. Todo el grupo se funde en ese mismo ADN. Con facilidad puedes sentir la vulnerabilidad en tu piel, al sentirla te hace bajar de tu zona de confort, de tu pedestal, te haces mas solidario, comprensivo y amigable en esas rutas, te hace mas humilde, te igualas a cualquier ser humano porque eres consciente de lo frágil que somos, la precaución, el estar pendiente de tus movimientos y el del compañero de ruta  es algo imprescindible.
La convivencia y el sentido de comunidad se acentúa en esos días de rutas, pero cuando estoy con ella en solitario la disfruto al máximo, cada vez que me subo en ella parezco nacer de nuevo. El corazón y la mente se hacen más  receptivos, subido en ese  pequeño caballo de motor aprecias las cosas mas insignificantes de la vida, que en otras circunstancias pasan desapercibidas. 

Cuando volvemos a casa, ella y yo, cansados, con la aventura en el recuerdo y con cada km. en nuestra retina  vuelvo a colocarla en su santuario... hasta la próxima semana, hasta el próximo momento en que la vuelva a montar. La acaricio un instante para volver  a la rutina y los momentos tediosos y terrenales. Le echo el último vistazo antes de cerrar la puerta del garaje... ya tengo ganas de volver a montarla, de escuchar su rugido, compartir ruta con los hermanos, comida y aventuras...

"Sólo entiende mi locura

quien  comprende mi pasión"


lunes, 15 de agosto de 2016

La familia que uno elige.




Después de un fin de semana desastroso, de casa, de Breaking Bad y pizza, ocurre lo inesperado.
Una llamada con un plan para el lunes, día de fiesta en España.
He aprendido a tomar las cosas como  vienen y los festivos que tengo plan, salgo, y los que no, aprovecho para hacer las cosas de la casa.
También he aprendido a no dejar pasar ningún plan y a disfrutarlo al máximo... quizás el próximo festivo no lo tenga.
Una llamada, con desganas ves el móvil, y un amigo, Domingo.
"Mañana hemos quedado a las 10.30h, en mi casa, para hacer una ruta en moto, almorzar y luego comer en casa, Cada uno trae algo y lo juntamos,,,".
A las nueve ya estaba levantado, A las 10h ya había repostado y a las 10.30h ya estamos en marcha. Cuatro motos y dos amigos de un amigo, belgas, encantadores.
Salimos a la ruta, 100km de curvas, un almuerzo en un tugurio, una despedida (los belgas se marchan a comer a su casa) y al llegar a casa de Domingo me encuentro ante una mesa llena de comida, de amigos, de mujeres, de niños, ante una piscina cristalina, ante un perro pastor y todo fluye y olvidas durante unas horas los dos días que has llevado prácticamente solo.
Hoy, una familia. La familia que eliges y de la que te eligen. Los amigos... y sin duda hoy, Domingo, no ha sabido el favor tan grande que me ha hecho al incluirme en sus planes.
Y como de todo buen plan, sale otro buen plan y si Alberto, iré a tu casa a cenar, a tomarnos unas cervezas y a ver las estrellas.

Los amigos, la familia que uno elige.


Yo y los dos rombos




Todos los que tenemos cierta edad  (en España) conocemos  bien los que significa estos dos rombitos blancos.  Para mi era el símbolo de "es la  hora de marchar a la cama porque llegaban esos momentos televisivos de que ningún niño debía estar al tanto"  Mi madre siempre siguió esa normativa a rajatabla y nunca pude ver más allá de esos dos rombos.  No alcanzo a recordar lo que me imaginaba  que podría haber mas allá de ese momento... y seguro que lo imagina pero lo olvidé. 

Lo que no puedo olvidar fue mi primera película con rombos.  Si.  Tendría trece años y mi madre me dijo en la cena de aquel viernes "Nieves... hoy si quieres puedes quedarte conmigo a ver la película de la clave"  La clave era un programa de los viernes por la noche, donde ponían una peli. TODAS CON ROMBOS y después de la película hacían un debate sobre ella,  donde no pocas veces se montaban verdaderas tanganas, iban invitados  con dos copas de más y fuera como fuera siempre sorprendía.
El caso es que con los años me hice fiel seguidora de este programa pero aquella noche a los trece años la viví como un momento esperado  y extraordinario. La película se llamaba la invasión de los ladrones de cuerpos.(Aunque para mí siempre ha sido la película de las vainas).   No era ningún estreno ni en aquellos días, era del año 1956. La historia se desarrollaba en Santa Mira, California, el médico Miles Bennell empieza a recibir quejas de varios pacientes sobre sus seres queridos, a los que acusan de ser unos impostores. El psiquiatra local Dan Kauffman, considera que se trata de un episodio de histeria colectiva. No obstante, un amigo de  Bennell, Jack, descubre que en su casa un extraño cuerpo sin vida que aún no está desarrollado por completo.
La misma situación va a experimentar Becky Driscoll, una amiga novia de Bennell, El médico llama a Kauffman para que observe el descubrimiento, pero los cuerpos han desaparecido y el psiquiatra sospecha  que Miles es víctima de la misma histeria que están sufriendo sus pacientes de forma progresiva.  Sin embargo, el hallazgo de unas insólitas vainas gigantes de las que parecen brotar los cuerpos corrobora la existencia de un misterio sin resolver que le dará un toque de intriga al filme.


Esta película ha quedado en mi memoria,  y la imagen de las vainas en mi retina como un cliché, la he vuelto a ver después con los años, es un filme  que no pierde fuerza en su argumento con los años, su ausencia de efectos especiales  nos puede asombrar de forma entrañable despues de estar acostumbrados a que la ficción y sus efectos nos causen esa impasibilidad del hombre moderno.   Después llegaron más películas de rombos, ninguna subidita de tono, para mi, los rombos siempre fueron el misterio, el thriller, la pelis de acción con asesinos en serie, monstruos, drácula, el hombre lobo, zombies... he visto todas las pelis de terror del mundo y considero con gran pesar que hace mucho que no veo una que valga la pena...
Y bueno por supuesto que recuerdo la primera peli de dos rombos que vi  con tonos eróticos.  Una película española del año 1975 ¡Ya soy mujer! No recuerdo gran cosa de ella, solo que no entendí  la mitad de la película y que tampoco despertó en mi gran interés,  creo que desde el primer momento despuntaron mis gustos cinéfilos, nunca he sido de pelis de romances y con tintes eróticos. (Aunque creo que este puede ser el tema de otra entrada... yo yo el cine erótico)
Mantuve el misterio de qué películas veía a mis hermanos menores, me sentía importante sabiendo que ya podía ver esas pelis de mayores que tanto me habían intrigado cada viernes cuando mi madre me mandaba a la cama.





viernes, 12 de agosto de 2016

Curveando


8h a.m.: suena el despertador aunque ya estaba despierto.
Un café, una ducha, pero aún sigo en pijama.
8.30h: pongo todo encima de la cama: las botas, el pantalón, un jersey fino de lana y la chaqueta. El casco y los guantes son lo último.
9h: gasolinera. Repostar y encontrarnos con los amigos. Todos rien, todos charlan, todos saludan y todos tienen mariposas en el estómago. Es lo que hoy va a hacer que vuelvas sin contratiempos a casa... las mariposas... ellas te hablan.




Es tu cerebro que te está diciendo lleva cuidado, los guardarailes, la gravilla, las curvas de herradura, que en un instante, te puede cambiar la vida.
Salimos. Hay que calentar la moto. Marchas largas. No hay prisa.
Destino... Abanilla.
Empiezan las primeras curvas. Siempre trazas la curva lo más recta posible. Siempre te abres, para luego cerrarte, para salir abierto al final de la curva intentando hacerla recta.
Siempre debes llevar la moto reducida. Si quitas gas, la moto aminora. Si frenas, te caes.
La mirada al punto de salida de la curva. No mires el guardarail o irás al guardarail. Siempre mira adonde quieras que vaya la moto, y la moto irá.
Hay que tumbar y confiar en las ruedas y en la física. Si quieres tumbar, gira el manillar en sentido contrario a la curva, un poquito, y la moto se tumbará.
Son muchas las salidas y algunos los contratiempos.
En el 2014 asistí a dos. Una fractura abierta de brazo y una amputación de un dedo.
Hay que llevar cuidado, hay que protegerse, hay que esperarse lo inesperado y al final, siempre ocurre algo y ese algo a veces ocurre a las personas que se olvidaron de escuchar a sus mariposas.

jueves, 11 de agosto de 2016

Una tarde nublada.


Las cinco y media de la tarde, cerca de 30 grados, aviso de tormentas y unas nubes que vienen a hacer de sombrilla en este verano tan tórrido que sufrimos, año tras año en Alicante.
Todo está a mi favor. Bonnie en la cochera tapada con una sábana y con gasolina, una tarde sin sol, el aire fresco de Levante... y todo nada menos que en pleno verano.
Solo hay un problema, el aviso de tormenta con lo que no hay que irse muy lejos.
Las cinco y media y la tan habitual rutina, casi mística, siempre tan silenciosa. La cazadora, los guantes el casco y Bonnie arranca con un rugido, su rugido, y ese rugir lo reconocería entre mil rugidos.
Salimos. Hay que calentarla. Marchas largas hasta que cogemos la zona del pantano. Muchas curvas y algunas en mal estado, hay que llevar cuidado.
Primera parada, bar Toni.
La terraza recogida por aviso de lluvia pero dentro, hombres curtidos por el sol y la agricultura juegan a las cartas.
La bebida, un café y un agua, mientras escucho la conversación de los lugareños y observo la partida de cartas, creyendo que juegan al póker pero con una baraja española.
La cuenta, dos euros. Pago con un billete de cinco y me devuelven cuatro monedas. Se han equivocado y hay que decirlo.
Un cigarro en la puerta del bar Toni, un saludo a un conocido, un repaso a posibles pérdidas en el motor de Bonnie pero todo está bien, todo reluce, todo está en orden.
Ya de vuelta hay que parar a ver mi tan conocido pantano, de aguas color turquesa, con esa torre de campanario que asoma cuando el nivel baja y que da tanta paz a la vista.
Y al llegar a casa, de nuevo la rutina. Guardar la chaqueta, quitarme el casco tapar a Bonnie con la sábana prometiéndole que otra tarde de verano nublada y con aviso de tormenta saldremos los dos solos a hacer ruta.





martes, 9 de agosto de 2016

Cuento por acabar...

Un día llego a mi isla un barco. De él bajó un hombre... parecía desorientado y si aquella isla no fuera  mi hogar hubiera parecido  ser un náufrago en isla perdida.

El hombre era muy grande, fuerte y con manos enormes. Hablaba poco pero era culto y audaz de reflejos.
Se quedó un tiempo... siempre pensé que sería por algunas semanas pero mi isla era distinta a todas las islas de todos los océanos. En mi isla sólo llueve 5 min al día,  de cuatro a cuatro y cinco de la tarde, momento que  aprovecho para estar en mi casita de madera.
Tengo un  pozo que por la mañana da agua,  por la tarde granizado de limón y por la noche cerveza helada.
Hay mapas de tesoros perdidos que nunca busco,  un gato que ladra y un perro que ronronea.

Después de un tiempo aquel hombre marchó en su barco con velas vikingas...
Todos los días me acercaba a la orilla y recogía su mensaje en una botella... mensajes cargados de incertidumbre y pesar.  Yo se las devolvía con te quieros, cuentos,  flores, sueños por cumplir y esas cosas que caben en las botellas de cristal que cruzan los océanos.

Él estaba solo allí tan lejos. Los dioses saben en qué tierras tendría que estar lidiando con Reyes con caras de rufianes.
Y le escribía cosas bonitas que sólo nacen en esta isla mía y mis te quiero  marchaban pero nunca supe si llegaban, si eran recogidos con cariño y ganas o le incomodaban. En muchas ocasiones, la mujer de la Isla se guardaba los te quiero para comérselos en el desayuno porque eran dulces como el melón de verano.
La botella de los mensajes a veces llegaba en estado lamentable...  cuantos mares y tormentas habría navegado sorteado mil peligros.

Todos tenemos nuestros secretos,  historias que vivimos y que decidimos no compartirla con nadie.
Eso mismo pensaba aquel hombre que siempre estuvo  a la distancia de una primavera y tres granizados de limón de distancia.

Él creía que había tenido un sueño, que había soñado con mi isla.
La isla era un descanso en sus viajes por los siete mares.
Nunca le gustaron las tormentas pero fueron tantas que al final dudaba de su barco y de su pericia de marinero.
Nunca entendió su situación.  De mar en mar y de tormenta en tormenta.
Al final término creando un mundo con un gato que ladraba y con una hermana que físicamente nunca estaba.
Todos los días afianzaba sus velas y se recordaba que si había recorrido los siete mares y aguantado las tormentas era por algo, por su pericia, por haber tenido las olas siempre de frente y por no haber sido nunca alcanzado por este o aquel fatídico rayo.
Siempre encontró las botellas de su hermana espiritual y siempre vio belleza en los amaneceres pero al final siempre dudaba de su pericia de marinero y la fortaleza de sus velas.
Al final, consciente de tantas tormentas, aprendió a vivir con ellas y a navegar ola a ola, sin pensar mucho, aún siendo consciente del desgaste de su navío.

Al final, como todas las historias irlandesas, el barco naufragó y fueron los delfines, su gato ladrador y su hermana espiritual los que lo recordaron y nunca entendieron como un marinero tan habilidoso escoró en una de aquellas tormentas.
Todos fueron a recordarlo, fueron muchas las coronas y las palabras pero los delfines, su gato y su hermana fueron los únicos que echaron en falta su pérdida.
Todos  sintieron la ausencia de nuestro hombre. Al menos un tiempo.... todos menos esa mujer que vivía en su isla.
La mujer calmó las tormentas un momento y dijo aquellas palabras con melodía chamánica... de la oscuridad... luz, de las cenizas... fuego y de la muerte... de la muerte... vida.

... Y entónces el barco llegó a la isla. Y como el que despierta de un raro sueño aquel hombre grande con manos y corazón enormes llegó a la casa de la mujer de la isla, la mujer de las botellas mensajeras.

Dime... ahora que tu tormenta se calmó que deseas...  que quieres hacer con la vida que te queda???
El hombre dudó hacía mucho tiempo que no sentía la calma de esos instantes...

Déjame pensarlo.... dijo

Mientras tanto los dos compartieron aquel lugar con gentes que hacía fiestas con sombreros y miraban a los ojos sintiendo.  Almorzaban bajo las sombras de grandes árboles y se contaban cuentos antes de dormir. Cuentos que se hacían reales días después porque  allí se creía en los sueños. Se creaba y se soñaba. Así era aquel lugar.

Todos eran felices en aquel lugar. Y ella los observaba a todos y se preguntaba porque se quedaban,  porque iban a ella como si ella tuviera  el manto protector o la respuesta a todos sus males...

El hombre que llegó de las profundidades del mar olvidó el tiempo que llevaba con ella... con todos los que vivían en ese lugar.
Ella lo miraba a los ojos todos los días hasta que uno de esos días, uno cualquiera en aquella isla de gente perdida pudo encontrar su sonrisa tras la comisura de los labios, queriendo disimularla, pero allí estaba.

“Me he dado cuenta que no estaba muerto. Creí estarlo, pensé en ello con facilidad pero ahora... ahora he cambiado”.

Ella lo sabía...había cambiado lo notaba lo sentía...

Entonces... ¿qué mundo soñaste, que vida has creado? ... Cuéntame quien estará en tu nueva vida y que habrá en ella...



(Cuento creado por Nieves Martín y por mí, pero está por acabar...)








lunes, 8 de agosto de 2016

Tobero... El dragón!!!

Érase una vez un dragón el cual desde el cielo tenía la misión de cuidadar de las buenas personas que habitaban  el planeta Tierra (sólo de las buenas).
Le encantaba cuidar de los humanos y le divertía ver, como de las cosas más simples y sencillas de sus vidas, a veces, se perdían y creaban grandes problemas complejos de resolver.
La gran pasión de Tobero, el dragón, eran los coches y las motos. Le encantaba ver, desde el Arcoiris, las carreras de motos, oler la gasolina, ver los grandes campeonatos del mundo y siempre quiso... montar en moto.
En su 1535 cumpleaños su jefe, el cual lo tenía en gran estima, le regaló un deseo y Tobero deseo... tener una moto.
Su jefe le concedió ocho días, lo que suele ser 30 minutos según el reloj laboral de los dragones, bajo la apariencia de humano, tener una Harley, a lo que Tobero no se lo pensó.
Decidió tener una HD Eagle y al contrario de lo que piensan muchos humanos acerca de los moteros, Tobero se duchaba todos los días, nunca escupio al suelo, nunca peleo e iba de pueblo en pueblo haciendo lo que siempre había deseado, montar en moto y hablar con las buenas persona que desde el Arcoiris había cuidado.
Salía sobre las diez de la mañana, a Tobero no le gustaba madrugar, sin rumbo fijo, a Tobero no le gustaba hacer planes, siempre a 90 km/ hora y por carreteras secundarias, a Tobero no le gustaba correr, y allí donde paraba, se caracterizaba en que siempre tenía una palabra amable hacia aquellas personas que se encontraba en su camino.
"Que bien me ha dado usted de comer...", "gracias por dejarme aparacar la moto en su vado...", "solo me tomo un tapón de licor si usted se lo toma conmigo..." y cuando Tobero se iba, siempre siempre siempre le gustaba abrazar a las personas que lo habían ayudado, dejando un buen recuerdo en los lugares que había visitado.
Cuando pasaron los 30 minutos de tiempo dragón, solo 30 debido a lo importante de su cometido, Tobero regresó al Arcoiris a seguir cuidando de las buenas personas deseando que volviera a ser su cumpleaños para volver a estar entre los humanos y les contaba a sus amigos dragones, lo bien que se había sentido llevando una Harley, notando el aire en su cara y oliendo el azahar de los naranjos en flor que se iba encontrando a su paso.
Tobero se volvió feliz de su corto pero intenso viaje, sin entender una cosa, "no entendía por qué los humanos, en lugar de perder el tiempo en discutir, malhablar y estar eternamente enfadados...", no montaban en una Harley.







domingo, 7 de agosto de 2016

El tapiz.-

Ana, la profesora.
Pasaba largos meses sola y siempre se refugiaba en nuestra casa, la casa de sus padres, junto a su madre, mi madre.
De profesión profesora de preescolar, nadie mejor que ella para estar con esos niños de 4 y 5 años en el colegio de un pueblo cercano a Orihuela.
Ir a su clase era verla en su mesa, rodeada por los niños, que hablaban todos a la vez excitados por enseñarles sus fichas, sus dibujos, sus cosas.
una vez le  dije "que jaleo...no???" y no me respondió. Para ella era lo natural, Eran los alumnos con los que pasaba cinco horas al día.
Cuando venía a casa a sobrellevar las ausencias de su marido, ella trabaja y en sus ratos de ocio, simplemente bordaba grandes tapices con cientos de miles de hilos con cientos y miles de colores.
No salía. Su vida se ceñía a su escuela y a estar en casa, junto a su madre, junto a la mía, conmigo, a sobrellevar la soledad y la tristeza que debía soportar cada dos meses...
Ella ya lo sabía cuando se casó. Su vida iba a ser así dos meses con su marido, cuatro meses sola.
En su primer embarazo, aguantó hasta el final trabajando, como hacen las personas duras.
no faltó a su trabajo ni una sola vez por este motivo.
Madrugar, conducir, estar con mi madre  todos vivir con emoción eñ desarrollo de su primer hijo, mi segundo sobrino.
Varices, pesadez, sobrepeso... gracias a mi madre y a su familia, gracias a ella y a su carácter, gracias a mi y a mis doce años, y es que me llamaba mucho la atención ver como se iba a dormir con la radio de mi abuela Concha y como se la metía en la cama.





Ahora ella ya no está, pero tengo el mejor de los tapices que realizó en casa.
Ese tapiz de soledad, de varices y de tb de ilusión que realizó en su primer embarazo.
Ese tapiz debía estar en este blog.


viernes, 5 de agosto de 2016

Paco... El sordociego.

D. Quijote, en adelante Paco, estaba enamorado de su Dulcinea, en adelante mediadora Foaps.
Él solo quería casarse, tener hijos, y estar acompañado cuando se hiciera mayor y perdiera totalmente su visión.
Para conquistarla, pensó en eso que pensamos algunas personas  cuando nos gusta otra, en estar delgado y fuerte, para impresionarla y conquistarla.
Para ello decidió salir a andar por las tardes y recorrer en solitario el trayecto Elche- Crevillente, por el arcén de la carretera nacional.
Todo iba bien hasta que apareció su adversario, un molino desafiante en forma de pareja de la Benemérita.
“Que hace usted a estas horas andando por la carretera, de donde viene y a donde va, identifíquese, carnet de identidad…”, fueron algunas de las preguntas que formularon los agentes a nuestro Paco.
Paco no entendía nada, él solo estaba andando para perder peso e impresionar y conquistar a su amada,
“Suba al coche, no se resista…”. Él no comprendía nada. Querían llevárselo. Paco estaba nervioso, aterrado, pero “que estaba pasando…”, y tenía miedo y llegó a ser esposado, y forzado y llevado al cuartelillo hasta que lo identificaron y fueron sus familiares políticos lejanos a buscarlo, porque Paco no tiene ni padres, ni hermanos, ni sobrinos, ni amigos.
Y como buena historia, tuvo un final feliz.
No conquistó a la mediadora pero si, al tiempo, a una chica sordociega como él, su chica, su Dulcinea, en unas convivencias de personas sordociegas en Madrid.
En la actualidad se ven dos veces al año, se mandan correos electrónicos todas las semanas, los cuales le interpreta y ayuda a escribir la mediadora  y está feliz de volver a estar enamorado y de saber que en el mundo, aunque sea lejos, una mujer lo quiere y lo cuidará cuando sea mayor y termine perdiendo su visión.






jueves, 4 de agosto de 2016

Un Robot llamado Mercedes

Después de despedir a mi macuna por apropiación indebida de objetos, fallarme su sustituta (primero fue que si, luego que tal vez y al final fue que no) y directamente no presentarse en casa la sustituta de la sustituta, decidí contratar a Mercedes.
Hablé con su representante, me la trajeron a casa y desde el primer momento hizo lo que hasta la fecha no había hecho ninguna: limpiar y no contarme sus problemas conyugales, filiales o económicos.
Dos horas al día, días alternos.

No me hace los rincones (y es que detrás de las puertas también se limpian) pero la macuna anterior tampoco los hacía, y lo que es la mente del ser humano, cuando veo a Mercedes (que es como se llama mi macuna) limpiando la casa, yo también tengo la necesidad de limpiar algo.
Pienso, “como voy a dejar a esta pobre limpiando y yo me voy a dar un paseo...”,  así que siempre hay una lavadora por tender, una compra por hacer o unos platos que fregar.

La relación gato- macuna??? La perfecta.

No le tiene miedo, pero como a toda buena macuna si respeto, y es que a una macuna “nunca se le pisa el fregao”, simplemente “no hay guevos”, siguiéndola allí donde vaya pero a una distancia prudencial de unos cinco metros, “no vaya a ser que se revuelva y le muerda la yugular”, o algo así.
Contento de no depender, de que los miércoles por la tarde sean míos, que era cuando venía macuna a casa, de que nadie ande entre mis cosas, mis cartas, mis fotos, mis objetos personales y sobre todo, con la satisfacción de, cuando limpiamos la casa entre macuna y yo, verla como la casa mas limpia del mundo, estando cansado pero contento y satisfecho por el trabajo realizado.
Mercedes y yo... un matrimonio , mi gata luna es que como mi hija adolescente y mi hermana Nieves.
Una familia extraña pero una familia al fin y al cabo, que es lo que importa.







miércoles, 3 de agosto de 2016

Fortalezas

Una prueba rutinaria en un hospital rutinario con una máquina rutinaria con un resultado rutinario.
Te levantas, te duchas, coges el coche, te tomas un café y te fumas un cigarro y cuando estás ante esa mole blanca llamada hospital, que pequeño te sientes.
Una puerta grande, mucha gente y el enfermero más pequeño del mundo, con esa bata blanca, te parece un especialista de una película de acción, de esas con muchos efectos, de esas de James Bond.
La espera. Inevitable la charla. Todos estamos nerviosos y todos hablamos con desconocidos y es que en los hospitales, se hacen grandes amigos.
Allí no prima el dinero ni el estatus, allí prima la compañía y el cariño.
A usted que le pasa???, " yo he venido con mi padre...", "yo me levanté con un bulto..." y es allí donde todo se relativiza, donde lo material deja de ser material, donde el dinero carece de importancia. Allí es donde conectamos con nuestro Dios interior y en donde por unas horas, adoptamos una actitud que nos debería servir para todos nuestros días.
"Ya puede usted irse a casa..." y piensas, "de esta me he librado...", y te enciendes un cigarro fuera de tu coche, y es que te preocupa más la tapicería de tu coche que tus pulmones, y arrancas y te vas.


Este cuento va dirigido a aquellas personas que van a pruebas rutinarias, en hospitales rutinarios, con máquinas rutinarias y tienen que ser ingresadas.

Para nuestra amiga Maite.
Por su alegría y por su fortaleza, esperando una rápida recuperación.





n.

martes, 2 de agosto de 2016

Una tarde mágica!!!



Tenía nombre para mi perro pero no tenía perro.
Nada mejor que independizarme para tener uno.
Ese sábado iba a ser especial.
Acudí con mi flamante coche blanco a la protectora de Alicante y le dije al voluntario, “he venido a ver si quizás y a lo mejor, adopte un perro, pero no lo tengo claro...”.
Me enfrenté a los cachorros. Todos corriendo, todos jugando, todos peleando y allí estaba ella, una cachorrilla que lo veía todo con cara de divertida.
Veía correr, saltar, sentada sobre sus cuartos traseros pensando eso de, “que tarde mas wai y que locos que están mis hermanos de la protectora...”
La adopté. Estuve muy emocionado durante todo el proceso.
Papeles, el chip, vacunas, compromisos... todo me daba igual y no me enteraba de mucho, yo solo la tenía tomada y me miraba divertida imagino que pensando eso de “que extraño está este perro con esas gafas...”
Fue un gran día. Lo había leído todo sobre perros y su primera noche en casa. Le había preparado una mantita, un despertador de cuerda, unos juguetes, pienso para cachorro, agua en abundancia y llegó la hora de... ir a la cama.
Cinco horas de lamento tuve que aguantar, cinco, ni cuatro ni seis, cinco, yo e imagino que mis vecinos.
Lloraba sin consuelo llamando a todo lo que conocía pero que estaba a 60 km de ahí.
Nunca he sido duro de corazón. Soy muy convencible y no es difícil hacerme cambiar de opinión, sobre en todo en tema de sentimientos, así que decidí abandonar mi método germánico de llegada al hogar de un perro de una protectora y adopté el método humano de “si es que es el segundo gran cambio que ha tenido en sus tres meses de vida. Primero su madre y ahora sus hermanos de la protectora...”, y decidí llevármelo a la habitación donde durmió gustosamente sobre mi alfombra con mi brazo cayendo desde la cama, no podía ser de otra manera.
Creció y se creó una gran relación.
Dos colegas que compartían casa y que se querían un diez.
Tardes de sofá, pipas y películas de tiros.
Tardes de paseos, juegos y aire libre.
Tardes de jugar a esconderme, siempre en el mismo sitio, y esperar a que ella me encontrase.
Fueron cuatro años donde sufrimos enfermedades, yo anginas y ella del estómago, nos divertimos en el parque, corrimos por el poli, vimos mucho cine y si no hubiese sido por ella, no creo que hubiera vivido solo esos años en mi casa.
Muestras de cariño... no una sino mil, pero al día.
Esperarme detrás de la puerta, asomarse a mi habitación a ver si estaba despierto, compartir el sofá, robarme comida y esconderse pensando eso de “lo que he hecho...” y en fin, esta perra, mi perra, la Silva debía tener un lugar especial en este blog.
Mi perra, la Silva, la que tanto despertó en mí y a la que nunca olvidaré.








lunes, 1 de agosto de 2016

Juventud!!!


Éramos 11 camareros para ese mes de julio, tres chicas en la cocina, dos personas en las cajas registradoras, una en la plancha, otra en la freidora y una tras la barra.
Benito pensó que, como bar de temporada, que ese julio iba a estar lleno de gente, pidiendo sardinas y sangría, que era básicamente lo que vendía.
Y llegó el siete de julio, y llegó el quince y Benito nos reunió una noche ya que nada iba como él esperaba.
Entre semana prácticamente no teníamos clientela para tanto camarero y los fines de semana, no cubría  para tanto sueldo.
Sin contrato, sin un día de descanso, trabajando de seis de la tarde a dos de la mañana, cobrando 5.000 pesetas al día, de las antiguas pesetas, y Benito no reunió a la una de la mañana para darnos una charla.
“He pensado que os podíais turnar, así cada día descansaría uno, aunque ese día no lo cobraría y así no tendría que despedir a nadie...” fueron sus primeras palabras.
“Benito, que hemos quedado con unas tías, ve al grano...” dijo Javi y Barto.
“es que somos muchos y no hay tanta gente como yo pensaba y así...” fueron sus segundas palabras.
“Benito ve al grano....”, “entonces que hago con el piso que nos hemos alquilado...”, “yo no tengo culpa de que no haya gente...”, “necesito el dinero para el invierno...”, “Benito ve al grano..., las tías...”  y al final, tras una hora de charla, seguimos trabajando los mismos, sin descanso, pero ganando 5.500 pesetas.
Fueron 4 años, y esos veranos, me permitían poder vivir en Alicante en invierno en “nuestro piso de estudiantes....”, ese piso donde los domingos nos acostábamos tarde viendo una película de terror de a3, donde los miércoles íbamos al cine “al día del espectador” y donde los jueves salíamos por El Barrio y no volvíamos hasta el amanecer...
Y en ese piso se gestó la figura de “chacha por un día...”. Queréis saber en qué consistió???