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miércoles, 3 de agosto de 2016

Fortalezas

Una prueba rutinaria en un hospital rutinario con una máquina rutinaria con un resultado rutinario.
Te levantas, te duchas, coges el coche, te tomas un café y te fumas un cigarro y cuando estás ante esa mole blanca llamada hospital, que pequeño te sientes.
Una puerta grande, mucha gente y el enfermero más pequeño del mundo, con esa bata blanca, te parece un especialista de una película de acción, de esas con muchos efectos, de esas de James Bond.
La espera. Inevitable la charla. Todos estamos nerviosos y todos hablamos con desconocidos y es que en los hospitales, se hacen grandes amigos.
Allí no prima el dinero ni el estatus, allí prima la compañía y el cariño.
A usted que le pasa???, " yo he venido con mi padre...", "yo me levanté con un bulto..." y es allí donde todo se relativiza, donde lo material deja de ser material, donde el dinero carece de importancia. Allí es donde conectamos con nuestro Dios interior y en donde por unas horas, adoptamos una actitud que nos debería servir para todos nuestros días.
"Ya puede usted irse a casa..." y piensas, "de esta me he librado...", y te enciendes un cigarro fuera de tu coche, y es que te preocupa más la tapicería de tu coche que tus pulmones, y arrancas y te vas.


Este cuento va dirigido a aquellas personas que van a pruebas rutinarias, en hospitales rutinarios, con máquinas rutinarias y tienen que ser ingresadas.

Para nuestra amiga Maite.
Por su alegría y por su fortaleza, esperando una rápida recuperación.





n.

3 comentarios:

  1. Mucha fuerza para tu amiga Maite, tierno homenaje, Roberto, un abrazo!

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  2. Mucho ánimo para Maite y mucha fuerza,

    Saludos =))))

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  3. gracias. es tan amiga mia como de nieves.ya en casa y recuperándose pero hoy especialmente que he estado en el hospital me he acordado de ella. un abrazo y feliz noche.

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