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jueves, 15 de noviembre de 2018

Un día de lluvia.

Un trueno seguido de un relámpago seguido de la lluvia.
Ese es su despertar.
La ansiedad, propia de la ruptura, lo hace vulnerable.
Si no hubiera dicho, sino hubiera hecho, si hubiera sido más paciente...
Ante la ansiedad, una ducha con agua templada, ropa limpia y medicación.
Pastillas mágicas que tardan en hacer efecto sobre su organismo para intentar tener su cerebro inactivo, muerto.

Son las siete de la mañana y es una forma triste, pero colectiva, de empezar la mañana.
El grado de infelicidad de esta sociedad es tremendo y va en aumento.
Él, aunque lo sabe, no le reconforta.
Empieza su mañana.
Si no hubiera dicho, sino hubiera dicho, si hubiera sido más paciente...

Primer café de la mañana con sus dos compañeros.
Charla ante un café humeante que bebe de un sorbo.
Un cigarrillo como ensaimada.
Si no hubiera tomado, si no hubiera comentado, si no no hubiera ido...

Y así, día tras día, sorbo a sorbo, cigarrillo a cigarrillo hasta que llega su ansiada noche.

Pastillas mágicas, pero esta vez para dormir.
Dormir se convierte en un alivio.
Ya no sueña con ella, de hecho, ya no sueña con nada.


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