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domingo, 2 de junio de 2019

El amor.


El amor.

Cada día lo tengo más claro.

El Camino es el del amor y el del perdón.

Las personas somos perfectamente imperfecta, y "la liamos".

La liamos con nuestra madre, con nuestro hermano, con nuestros amigos... y si hay amor "del bueno", lo suyo es llamar y con razón o sin razón... hablar y pedir perdón, llegado el caso.

Pedir perdón no es un acto de debilidad ni de cobardía, es un acto de amor, de valientes, reconocer cuando nos equivocamos, disculparnos con aquellas personas que nos importan aunque estemos "llenos de razones", porque la otra persona, por mucho que nos quiera, es imperfecta y también "la lía" y si hay amor "del bueno", debemos perdonarla o hasta incluso disculparnos, que mas da.

Yo creo que cualquier religión se basa básicamente en "ser buena persona" y si algún día quieres buscar a Dios, Ala, a Buda, al Cosmos, dale cariño a un anciano, juega con un niño o cepilla a tu perro... ahí, es donde esta Dios.

Dios no está en una discusión de tráfico, ni en el cuarto de baño de un adolescente, ni en la gotera que tu vecino se niega a arreglarte.
Dios está en todo aquello que te hace sentir bien, que te reconforta, que te da paz... ahí es donde está.

Así que a mis cuarenta y nueve años, sin ningún enemigo conocido, sin deberle nada a nadie, cuidando de los míos, buscando a mis pocos pero buenos amigos, viviendo con un gato y tres plantas, tengo muy definido donde está Dios.

Y quizás este, en este post de este blog.


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