*

*

viernes, 14 de septiembre de 2018


El mejor día del mundo!!!

Yo por aquel entonces salía mucho.
Recuerdo que el primer Brugal con Coca Cola me lo tomaba el jueves a las 22h y el último, el sábado a las 4 de la mañana con mis amigos locos y divertidos de aquella época.

El arte del ligotéo lo dominábamos:
-       Cómo te llamas? Agripina...
-       Que nombre tan bonito.
-       De donde eres? Del Realengo...
-       Que pueblo tan bonito... y así... hasta el infinito.

Fueron dos años locos donde vivía para trabajar, ir al gimnasio y salir sin mesura ni moderación los fines de semana con mis amigos.

Tb viajaba mucho con la moto de aquel entonces. Marbella, Alcalá del Júcar, Granada, Alpujarras... y solo aprendí de aquella moto que a 180 kms/hora... cortaba la inyección.

Llegó un momento que pensé que aquello no era vida.
Que ya estaba cansado “de las Agripinas”, de tanto cubata y decidí al fin... hacer lo que siempre había realmente querido hacer... tener un perro.

Cuando me compré la casa con mi novia de aquella época, solo me fijé en la terraza, que fuera grande y espaciosa para en un futuro, tener un perro.

Le busqué un nombre al perro que aún no tenía y pensé que Silva... no estaba mal, y sin tener perro, ya tenía nombre para ese perro, mi perro.

Tb me compre un libro sobre perros para el perro que aún no tenía. Tenía que aprender a educarlo y a entenderlo. Yo no sabía nada sobre perros.

Y llegó el hipermegamomento... el momentazo... uno de los días más felices de mi vida, y un sábado en la sobremesa adopté a un cachorro mezcla de pastor alemán y husky y le puse de nombre... Silva.

Silva tenía 3 meses y yo la crié... como soy yo.
Era sociable, antilíos, pícara, le gustaba la calle, las pelis de tiros, el sofá los domingos por la tarde, el borde de las pizzas... y se forjó un vínculo perro- humano como rara vez he vuelto a sentir.

Le gustaba el coche, correr con el coche, “el olor a gasolina”, ir en el asiento del copiloto, sacar la cara por la ventanilla y dejar la lengua colgando y ansiaba el destino. Playa, monte, una excursión...

Pasábamos la tarde juntos en el parque de perros, junto a otros humanos encantadores... hablando de perros, de fútbol, del tiempo... y fue muy agradable conocerlos y pasar tiempo con ellos.

Tb dormíamos juntos y en esas noches malas, esas noches frías, esas noches oscuras, esas noches en la que tu mente se convierte en tu peor enemigo, compartíamos la cama.

Mil recuerdos. Mil momentos. Su primer baño en el mar Mediterráneo. Su primer viaje a una casa rural de Archena. Su primera enfermedad grave, una neumonía, como sufrí y como la cuidé. Su primera pelea... que tb fue mi primera discusión “de grado 3”  pero sin lugar a dudas, fueron grandes momentos de una gran perra, mi perra, la Silva, que aunque ya esté entre las estrellas, aún la llamo en mis sueños y siempre la llevo en mi recuerdo.

Y ese fue uno de los mejores días de mi mundo. El día que me encontré... con Silva, “mi mejor perra del mundo...”.


4 comentarios:

  1. Todo eso se traduce en AMOR INCONDICIONAL.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tu lo has dicho Sandalo. Amor, apoyo y lealtad. Mil gracias por leerme y participar. Un abrazo!!!

      Eliminar
  2. Siempre estás a tiempo de volver a empezar,de volver a adoptar. No se trata de sustituir,se trata de compartir. Un saludo

    ResponderEliminar