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lunes, 20 de abril de 2020

La amistad, la familia que uno elije.-



La amistad, la familia que uno elije.

En dos ocasiones me he quedado sin amigos.

La primera, cuando me separé.
Mi ex se dedicó a quedar con todas las mujeres de mis amigos para contarles lo h. de p. que era y bueno, ellas tomaron parte y mis amigos, se fueron detrás de sus mujeres, como los toros bravos se van detrás de los mansos.
Debieron haber pensado que entre la verdad de mi ex, mi verdad y la verdad, había una diferencia tremenda pero no me permitieron el margen de la duda.
Ni ellos me preguntaron ni yo les conté.

La segunda vez que me sentí sin amigos fue en mi accidente en moto.
De ochenta y cinco moteros bragados, ante mi dependencia y mi problema de ligamentos, solo dos se interesaron.
Mi amigo Alberto y mi amigo Lidón (este no es motero).
Con esa lección, aprendí que para tomar un café, cualquiera vale, pero para llamar amigo a una persona, no vale cualquiera.

Este verano, con el aburrimiento de un pueblo como el que vivo y ante un TAG diagnosticado que sufrí, mi mente no podía parar.

Por la mañana trabajando de manera compulsiva. Por la tarde me iba a correr a las cuatro y media, a cuarenta y dos grados centigrados y a as seis de la tarde, ya estaba en casa.

Quejas en mi trabajo por que me pillaron llorando en mi despacho. Dos ingresos hospitalarios de mi madre, "pensaba que se moría". La indiferencia de mi familia. Mi indecisión ante mi ruptura de pareja, tampoco me ayudaron mucho

Me ayudó mi amiga Rosa y su familia, mi amigo Roberto y sus cafés y mi amigo Paco, andando conmigo los domingos por la mañanas y gracias a ellos, pasé el verano.

Alberto y su moto, y su campo, y su familia, y sus amigos, también me ayudaron distrayendo mi mente.

En otoño todo cambió y retomé el contacto con mis amigas y compañeras de grandes viajes.
Quedaba con ellas los viernes para cenar, los sábados para tomar el aperitivo y para comer, y los domingos para comer.
Divertidas, activas, nada quejicosas, las amigas ideales.

Entre semana, con Lidón y su hija, los lunes, miércoles y jueves, kárate familiar.
Los jueves por la noche, para picar, Alberto.
El almuerzo del sábado, con Roberto.
Y los fines de semana, con Mari Carmen, Victoria y Geles.

Poco a poco mi mente se fue apaciguando.
Poco a poco "las aguas volvieron a su cauce".
Y poco a poco, volví a sonreir.

Lo que no hizo por mí mi familia, salvo mi madre, lo hicieron mis amigos y desde entonces, soy muy consciente de que les debo lo que soy hoy, la persona que soy hoy.

Gracias, amigos.


2 comentarios:

  1. Aterrizamos en una familia,no la elegimos. Has pasado por momentos muy duros,es pasado...no se olvidan pero se deben dejar de lado. Ahora toca una nueva ilusión,vivirrrr... tú eliges con quién/quiénes, sea o no de la familia. Recuerda, siempre estarás en nuestros pensamientos, siempre habrá un teléfono que descolgar...de parte de tus amigos "te queremos tal como eres". Un saludo y vive, simplemente vive

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    1. la verdad es que me estoy asombrando. he restaurado cuatro muebles, colocado cinco lámparas, pintado una puerta metálica y he disfrutado mucho.
      ahora estoy creando un huerto ecológico y lo paso bien arrancando las malas hierbas, haciendo surcos, haciendo semilleros...
      todas las semanas me ahorro unos 200€ (gasoil, desayuno,...).
      ya no tengo las regañinas injustas de la jefa de mi jefa y a pesar del Erte, tengo un estilo de vida muy sencillo, con tres perros, un gato, haciendo deporte, arreglando y cultivando cosas y estoy dejando de echar en falta mi trabajo.
      esto es infinitamente, mejor.
      un beso amiga!!!

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