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domingo, 26 de mayo de 2019
Una mochila???
Tercer día de hospital.
El trato es magnífico.
La toman la tensión, la temperatura, el azúcar...
Se queja de la comida.
En mi opinión la comida no es mala, sino sana.
Pescadilla con zanahoria, un puré... sin sal y una manzana, no es una mala comida, es una sana comida.
Me ha tocado el turno de la tarde para acompañar a mi madre, así que por la mañana me levantaré temprano, me haré de comer, luego al trabajo y de 15.30h a 21.30h, estaré en el hospital.
Ya tengo mi mochila preparada.
Un ordenador pequeñito, lectura, un cargador de móvil, así cuando mi madre duerma aprovecho y hago algo.
El primer daño colateral. La HTA, ligeramente alta, como dice el dichoso aparato que compré, "para no usarlo" y estreno hoy.
El único café que me tomo al día me lo dejo y lo sustituyo por..., por..., por..., un descafeinado de sobre con canela y sacarina???.
Es una buena opción.
Me la voy a tomar ocho días y si no mejora, tendré que ir al médico... no me queda otra.
Ahora es cuando toca tirar de mis entradas en este blog.
La anticipación: confiar en los médicos, en sus pruebas y en que quizás todo se deba al antibiótico que le prescribieron hace 15 días y que le produjo pérdida de apetito, diarrea, flojedad... y centrarme en eso.
A fecha de hoy, solo tengo eso así que no debo anticipar.
El coraje: hacer cosas aunque te den miedo.
No te queda otra.
Lo que quisiera saber es "donde se compra".
Y la televisión, que no es de pago.
Así que me desdigo de lo que dije ayer.
Solo faltaba que un paciente tuviera que pagar por ver la tele, que bastante tiene ya, pero ahora tenemos wifi y tele sin pago.
Me parece algo estupendo... distraer a los pacientes y familiares de ese entorno al que llamamos hospital.
Aunque uno va a un hospital para sanar.
Para salir con un diagnóstico y un tratamiento.
Para pasar una revisión al año y que te digan que todo está bien.
Para luego irte a comer con tu pareja y celebrar esa noticia.
Yo siempre lo hago.
Cuando tengo una analítica de sangre, de estas que te hacen cada año por pura pesadez del médico de familia, siempre, al salir, me tomo un descafeinado con nada menos que "una napolitana de crema que me sabe a gloria" y que por supuesto, me como con los dedos.
Me gusta comermela con las manos y luego chuparme los dedos con esa azúcar y crema que se quedan pegados.
Comérmela con un tenedor y un cuchillo sería muy ortopédico. No???
Así que... a por el día.
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