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viernes, 7 de septiembre de 2018

Mindfulness.-


Mindfulness?

¿Te imaginas siempre así?:
Alegre como un niño o chispeante como las monjas de Burgos.
Con la droga interior del éxtasis como los artistas.
Feliz en cualquier situación como los viajeros.
Rebosantes de serotonina (sin causa)como los niños.
Viviendo en la abundancia como los jóvenes llenos de vida.

Claves de la fuerza emocional:
a) Estás estudiando eso que siempre quisiste aprender; b) Ayudas a los
demás: internos y funcionarios; c) Cuidas tu cuerpo y tu mente; d) Incluso ahondas en tu vida espiritual.
a) ¡Tienes
tanta fuerza que incluso ayudas a otros!; b) Tienes un gran trabajo pleno de
sentido; c) Tienes grandes amigos, ya que atraes a los demás con tu energía
positiva y tu autenticidad.
¡Te encanta tu vida y el universo en general!

Poseemos una «mente grande» y una «mente
pequeña»; la pequeña es la que se preocupa, mientras que la grande nos pone
en contacto con nuestra parte espiritual y está siempre sosegada.

un temor neurótico tendremos que
dar cuatro pasos muy claros y concisos: «Afrontar», «Aceptar», «Flotar» y
«Dejar pasar el tiempo».

«Aceptar» significa «no resistirse»,
«dejarse llevar», «rendirse», «no luchar».

—El dolor de la vida es como la sal. Siempre hay la misma cantidad. Sin
embargo, su sabor depende del recipiente. Cuando te aflijan las
adversidades, agranda el sentido de las cosas. Deja de ser un vaso y sé un
inmenso lago.

La paz mental construida en la propia confianza no reside en la ausencia de
síntomas sino en mantenerse entero en medio de ellos.

con la quietud es
muy difícil no obsesionarse con los síntomas, darles demasiada importancia y
activar «la lucha», justamente el talante que no nos interesa.

la acción suave es muy favorecedora porque distrae: aunque
sea sólo un poco, reduce la tensión y la sintomatología.

otra estrategia de apoyo a nuestro método conductual
consiste en motivarse visualizando los premios que podremos disfrutar una
vez que hayamos superado el problema del miedo al miedo.
Y aquí podemos ser tan imaginativos como deseemos.

No tengamos miedo a experimentar ansiedad. Es una característica más de
la vida, una experiencia, un lugar. Podemos incluso saborearla, aprovecharla.
Nos hablará de amor, de cooperación, de verdadera amistad. Y también nos
indicará dónde se encuentra la intensidad de la vida. Ese sendero infernal
también conduce al cielo.

«dejar pasar el rayo»; esto es,
no darle bola al diálogo interior inservible y aceptar el flujo de las emociones
negativas.

que las emociones negativas son
corrientes de energía, una energía que tiende a circular y perderse de forma
natural. Si la dejamos pasar a través de nuestro cuerpo, no habrá nada que
temer.

La «mente grande» es un lugar superior, siempre tranquilo y sosegado,
desde donde poder observar todo lo que hay a nuestro alrededor sin
inmutarnos.

Las personas también podemos optar por no juzgar los acontecimientos y
limitarnos a observarlos con curiosidad, incluso con alegría, ya que son
indicaciones de que estamos vivos en un universo cambiante, misterioso y
fértil.

Te aseguro que a los noventa, desde tu mecedora, repasarás todos los
hechos de tu vida —los «presuntamente» buenos y los malos— y todos te
parecerán fantásticos, expresiones de una emocionante existencia, de una
vida que ya se acaba.

Mi amigo meditador es una de las personas más felices y decididas que
conozco. Y su estrategia de éxito es no pensar. Suena raro, pero él sólo se
guía por su intuición, y después sigue ese dictamen sin hacerle caso a la
cabeza. Y le funciona de maravilla.

todo lo que diga tu mente a partir de ahora
son gusanos. Todo es mentira. No le hagas caso a tu mente y acaba lo que has
empezado.

Para acallar esa voz, la única vía que funciona es contactar con la «mente
grande», donde todo está en paz, y dejar pasar toda esa cháchara para que
cese de manera natural por sí misma.

Permítete estar mal porque no hay
nada más humano que eso. Pero no te identifiques con tus emociones:
obsérvalas desde la distancia. Tú no eres esos pensamientos y sensaciones:
eres mucho más.

«soltar» y se refieren, una
y otra vez, a permitir que las cosas sean tal como son, a situarnos un paso por
detrás de las emociones que tienden a arrastrarnos y contemplarlas
tranquilamente.

Es muy importante no involucrarse con la mente, diga lo que diga. No
luchar contra ella, no intentar cambiarla. Se trata de aprender a relajarse ante
sus diálogos maníacos y no dejarse arrastrar.

Las personas más fuertes y felices no consideran que el dolor sea un
problema, sino una manifestación más de la vida. Si las dejamos pasar, todas
las experiencias son magníficas y fugaces.

«dejar pasar el rayo» consiste en tres pasos:
a) Ponerse en la posición del observador.
b) No responder a los pensamientos; dejarlos fluir.
c) Permitir que nos atraviese la emoción, sin lucha.

Se trata de fijar la atención en la respiración: en el
aire que entra y sale por la nariz. Enseguida nos distraerán ideas de todo tipo.
El ejercicio consiste en volver suavemente a la respiración e intentar estar
concentrado en ella. De nuevo, al poco, los pensamientos nos invadirán la
conciencia. Perfecto. Se trata de volver a concentrarse una y otra vez.
Este ejercicio es una forma de entrenamiento que lo hace todo más fácil en
la vida real.



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