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miércoles, 12 de septiembre de 2018

A mi madre... Ana.


Los álamos de platase inclinan sobre el agua,ellos todo lo saben, pero nunca hablarán.

El lirio de la fuenteno grita su tristeza.¡Todo es más digno que la Humanidad!

La ciencia del silencio frente al cielo estrellado,la posee la flor y el insecto no más.
La ciencia de los cantos por los cantos la tienenlos bosques rumorososy las aguas del mar.
El silencio profundo de la vida en la tierra,nos lo enseña la rosaabierta en el rosal.

¡Hay que dar el perfumeque encierran nuestras almas!
Hay que ser todo cantos,todo luz y bondad.
¡Hay que abrirse del todofrente a la noche negra,para que nos llenemos de rocío inmortal!

¡Hay que acostar al cuerpodentro del alma inquieta!
Hay que cegar los ojos con luz de más allá,a la sombra del pecho,y arrancar las estrellas que nos puso Satán.
¡Hay que ser como el árbolque siempre está rezando,como el agua del caucefija en la eternidad!

¡Hay que arañarse el alma con garras de tristezapara que entren las llamasdel horizonte astral!

Brotaría en la sombra del amor carcomidouna fuente de auroratranquila y maternal.
Desaparecerían ciudades en el viento.Y a Dios en una nubeveríamos pasar.

Federico Garcia Lorca.-




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