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domingo, 21 de julio de 2019

Ningún buen marino se ha forjado en un mar en calma.

Tarde o temprano viene la tan temida crisis.

Un despido,  un abandono,  una ruptura...  Y con ella los tan temidos síntomas...

Problemas de sueño,  poco apetito, cierto aislamiento.

Ante los síntomas, quizás un hipnótico para descansar,  comer sin ganas hasta la última cucharada y rodearse de  personas que te quieran,  que no hagan preguntas.

Pasada la parte neurótica de la lágrima,  los porqué y contar la misma historia 1000 veces, queda la energía de la crisis.

Si esa energía la empleamos en algo constructivo, construiremos.

Centrarnos en el trabajo, hacer deporte, meditar, leer,  ayudar a otras personas, ser amables no,  mejor, ser ENTRAÑABLES,  retomar antiguas amistades, haremos algo Wai de nuestra crisis y saldremos reforzados.

Cuanto mayor sea la crisis, cuanto mayor sea el hueco que deja la crisis en el corazón, de mayor amor, experiencias, gente buena y acciones Wais vas a poder meter en él.

Todo menos estancarse, añorar, victimizarse...  Porque eso,  no va a paliar ni tu despido, ni tu ruptura, ni el cambio que ha provocado tu crisis.

Así que ya sabes, ningún buen marino se ha formado en un mar en calma, así que...  A navegar.

No te queda otra.




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