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viernes, 19 de julio de 2019

Moto.


Moto.-

La verdad es que no concibo la vida sin una moto o sin un animal de compañía, cuanto más vagabundo e independiente, mejor.

Mi moto es mi gran amiga.
Ella es también vagabunda e independiente.
Medita en el garaje cuando está sola pero no desaprovecha una ocasión para salir a pasear.
En eso creo que somos iguales.

Es una amiga fiel, de esas que en mis ausencias, nunca me hace preguntas, nunca se siente molesta, no me echa nada en cara y en mis reencuentros, simplemente “me besa” y me da la bienvenida rugiendo con su motor, como solo ella sabe.

El secreto de montarla es llevarla a bajas velocidades.
Nada de conducción Racing llena de tumbadas, desaceleraciones, cambios rápidos… ella no es así.
Nosotros no somos así.

Su esencia es la conducción suave, fundirse con el paisaje, hundirse en el asfalto… solo así, se siente feliz.

Siendo muy poderosa, no le hace falta demostrar su potencia.
Siendo muy hermosa, no le hace falta demostrar su belleza.
Siendo como es, se siente perfecta, lejos de carenados llamativos, tubos de escape Laser, posturas de conducción incómodas en manillares insufribles.

Tiene cara de boba, con su faro redondo y su cúpula azulada.
Pero no lo es, ella lo sabe, y eso es al fin y al cabo, es lo que cuenta.

No concibo mi vida sin mi moto.
Sin ese amasijo de hierros y plásticos que tanto placer me da, que con tanta gente me relaciona y con la que tan buenos momentos paso.

Es mi séptima moto, y creo que la definitiva.
El secreto no es cambiar de moto, sino conservar la que tienes y que te de las mismas sensaciones cuando la compraste.

Creo que es el secreto de “un buen matrimonio”, del “amor del bueno”, de sentir por la persona amada la misma ilusión que sentías cuando la conociste.

Y en ese aspecto, mi moto y yo, nos somos fieles.

Así que en la salud y en la enfermedad, en mis presencias y en mis ausencias, en lo bueno y en lo malo, estaremos juntos, espero que para siempre.


Foto propiedad de mi amigo Carmelo. 
Por su bondad y simplemente, porque se lo merece. 

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