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viernes, 3 de febrero de 2017

Un monstruo viene a verme...

Un monstruo viene a verme...
Una película que me mandó Nieves de esas que ves en un tarde de invierno, no esperando mucho, pero que me encantó y con la que me identifiqué.
Un árbol milenario va en ayuda de un niño de 12 años, el cual su mama tiene c., y debe llevar las riendas de su casa y cuidar de su madre.
El árbol le cuenta tres historias, la de un príncipe bueno y humilde que se vuelve vengativo y tirano cuando matan a su prometida, la de un párroco que abandona sus creencias para salvar a sus dos hijas y una tercera que habla sobre cómo debemos soltar a las personas que están gravemente enfermas y se deben de marchar.
El árbol es fuerte y poderoso, a la vez tierno y enseña al niño a encauzar su rabia, destruyendo el comedor de su abuela tirana tan apegada a los objetos materiales, a no perder sus creencias no dejándose pisar por uno de sus compañeros de clase y a soltar la mano de su madre para que pueda fallecer en paz, sin sentirse culpable de haber deseado en algún momento su muerte.
Habla de cómo el niño tiene sentimientos contrapuestos. De cómo quiere que su madre sane, por un lado, pero que fallezca, por otro, para acabar con su sufrimiento, y simplemente con su poder lo ayuda y sus historias lo va ayudando.
La cuarta historia la debe contar el niño. Debe contar el origen de su pena, de su remordimiento, de su silencio, de su distanciamiento, su secreto... y su secreto es, que deseaba la muerte de su madre para dejar de sufrir al verla tan enferma.
Yo, con 19 años, tuve la desgracia de vivir la enfermedad de mi padre.
Por un lado, abandonar mi piso en Alicante con dos compañeros, el vivir pendiente de una persona a la que había que levantar, asear, darle de comer..., ser consciente de la oportunidad de poderlo ayudar, pero ser consciente de que era un ancla que me impedía llevar una vida acorde a mi joven edad.
Cuando falleció, un descanso. Un ya está. Un se acabó. Una liberación.
A los meses, la pena de poder haberlo hecho mejor, haber pasado más tiempo con él, haberle contado más cosas, haberlo llevado más a su huerta, haberle comprado más su dulce preferido, haberle sonreído mas...
Al final, la aceptación, mi perdón y la paz.
Una película altamente recomendable, de sentimientos, de historias, de árboles fuertes y milenarios con los que nunca nada malo nos puede pasar.

8 comentarios:

  1. Tus eres mi árbol... contigo nada malo me puede pasar.
    Es verdad que todos nos damos cuenta de lo que tenemos cuando lo perdemos.
    Siempre parece que nos queda tiempo. Para hacer las cosas, reconducir los errores, para decir las cosas. .
    Yo tenía un amigo que conocí en un curso. Cuando el curso terminó seguimos la amistad llamándonos por teléfono. Postales en navidad y más tarde siendo amigos en fb.
    Jugábamos a estos juegos on-Line y de ves en cuando recibía alguna carta especial con fotos o cosita de algún viaje que hacía. Porque él o estaba viajando o en el hospital. Estaba mal de los riñones.
    Siempre decíamos de vernos. De hacer uno de sus viajes juntos. De compartir trocitos de vida real y no por teléfono o Internet.
    Un día vi el piloto de fb encendido. Me alegré tanto de su vuelta. A veces se marchaba de viaje y me lo contaba a la vuelta. Un mes sin saber de él...
    le saludé con alegría con un " tío donde te has escapado este mes “
    Me contestó su hermana. Hacia tres semanas que había muerto.
    Luis no volvería más... teníamos treinta años. Teníamos tiempo para todo. Para vernos. Reír. Darnos besos y darnos la mano... hacer ese viaje. Compartir trocitos de vida. Y dejarnos llevar por lo que ambos sabíamos que había... pero no ... no hubo más tiempo.
    Fui a él para verle en su entierro.
    El único viaje que hice con él fue para acompañarle al cementerio.
    Aunque se que él no está allí... está viajando en el universo. Esperándome... en esa estrella que puso mi nombre.
    Ya lo se Roberto ... nunca te lo he contado... este es mi monstruo. Lo que nunca cuento. Cuando lo recuerdo siempre se me encoge el corazón. Tiene matices muy parecidos a nuestra amistad y eso hace que nunca te lo contara.
    Siempre creemos tener tiempo.
    Aprendí a decir lo que siento y no dejar para mañana lo que esté en mis posibilidades de hacer. En fin.. ya me conoces

    Este es mi monstruo.
    eres mi árbol
    contigo estoy a salvo

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  2. yo tb sentí dos pérdidas después de lo de mi padre. mi hermana y mi amigo ángel. con mi hermana sentí mucha pena y tristeza y tb tuve remordimientos de poder haberlo hecho mejor. con ángel no, es más, me alegré por él, que su vida no era vida.
    he aprendido que por mucho que hagamos y por mucho que nos entreguemos, cuando un ser querido falta, siempre tenemos ese sentimiento de haber podido haber hecho más por él. creo que es un sentimiento humano y bueno, propio de personas de buen corazón.
    desde entonces no he sufrido grandes pérdidas y en fin... espero llevar un laaargo tiempo sin sufrirlas...:)

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  3. Una hermosa historia, la vida es difícil a veces, no sabemos qué sentir o pensar, el tiempo es un gran aliado para poner todo en su lugar, aceptar y seguir viviendo, un abrazo Nieves y Roberto!

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  4. Hay que dejar al cerebro trabajar. La memoria, el duelo y al final la paz. Un beso mc!!!

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  5. Bonita historia, que uno aprende hasta que le sucede....

    Besos

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  6. Los árboles, en su silencio, tienen mucho que contarnos. Saludos.

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