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miércoles, 21 de agosto de 2019

Sophia.


Sophia nació antes de tiempo.

Tenía demasiadas cosas por conocer, tocar y oler como para perder el tiempo en el vientre de su madre así que con 7 meses de vida, decidió nacer.

Fue una niña muy especial. Nació con mil y un problemas de salud, con un diagnóstico médico y con un pronóstico aún peor, pero a ella le dio igual...”haber si el médico iba a saber más que ella...” o algo así...

Entró en mi vida a los siete meses. El médico decía que era incapaz de sentir pero estaba equivocado, Sophia sentía, el calor de su madre cuando la tomaba en brazos y los brazos de su padre, claro que sentía, yo lo vi.

Empezamos a trabajar con ella como se trabaja con estas personas tan especiales y tan luchadoras, como si al menos fuera a vivir 99 años.

Una asociación donde recibía estimulación precoz, una profesora que le prestaba atención temprana y mi apoyo dirigido a Sophia y a su familia, y todos encantados por Sophia. Era una persona mágica.

“Como sus médicos no sabían nada” decidió desafiarlos y vivir y cumplir años, nada menos que dos.

Ella tenía que sentir, y oler, y chuparlo todo hasta que a los dos años, decidió marcharse.

Simplemente debió pensar que tenía que conocer otras cosas, otras dimensiones, otras personas... que aquí ya lo había tocado y chupado todo.

En septiembre se fue y dejó a unos padres desolados y a un montón de gente que la echaba de menos, era mágica, y sin lugar a dudas, ese día fue un día muy triste para mí, un día de mierda, un día donde tuve que consolar a una madre desgarrada y buscar el consuelo de mi compañera, Maribel. 

2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Aún me acuerdo de ella. Estaba muy asustado ante su visita y decidí que iba a tener el mejor trabajo social del mundo, y me esforce en que lo tuviera.

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