Esta mañana estaba nostálgico.
Los recuerdos, lo que puedo ser y no fue, así que ante la nostalgia… gente y calle.
Hoy he visitado a mi amiga Concha en una Residencia.
Se ha alegrado mucho de verme.
Me ha besado, abrazado y he tenido una conversación muy bonita con ella mientras me cogía las manos.
Tb me ha cargado “una piedra” y me ha contado mil cosas de sus hijas y sus nietas.
Realmente, tengo el trabajo más bonito que podía desear.
Siempre recibo mucho más de lo que doy y es increíble el cariño y el respeto con el que me tratan y por supuesto, con el que los trato.
Son veinticinco años sembrando, siempre me he apoyado en ellos en los momentos más delicados y son mi segunda familia.
Así que este post va por Concha. Mi amiga más longeva, por su amor y por su forma de ver la vida.
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