La playa y el mar.-
18 años, 07 de julio, la pandilla de amigos de Callosa de Segura y el mar por hogar.
Necesitábamos un sitio donde recogernos, de 13h a 15h y de 17.30h hasta las 21h.
Un sitio cómodo, fresco, gratuito, donde jugar al mentiroso, bañarnos, jugar a las palas y a última hora, echar un partido de fútbol.
Era un lugar que sin quedar con nadie, estábamos todos.
Todos sabíamos nuestras horas y nuestras rutinas.
Era un lugar donde conocer chicas.
Conocíamos a las habituales, a las que llegaban de vacaciones por su tonalidad en la piel, a las que vivían todo el año en Torrevieja y año tras año, sin quedar con ellas, algunas las veíamos en la playa, la playa del Cura.
Lo mejor, la libertad.
No tener prisa por levantarnos, tener dos meses de diversión, conocernos a los porteros de discoteca para que no nos cobrasen la entrada y con esas 2.000 pesetas que me debían durar toda una semana, dejarnos invitar por los amigos que ya trabajaban.
Los coches, clave a partir de la 2 de la madrugada.
Todas las discotecas estaban en la periferia y necesitábamos movernos.
Keeper, Teklas, Chaplin,...
El horario de los pubs, hasta las 3.30h de la mañana. Chez Tito, Casablanca, El Monroe... para terminar en el Tris Tras, que ese cerraba bastante más tarde.
Siempre había que llevar cuidado en El Monroe.
Era un pub de ingleses, regentado por ingleses, un pub heavy y, parte de la diversión de esos ingleses era emborracharse y pelearse.
Pero eso eran los ingleses. No recuerdo una pelea en todos mis veranos de Torrevieja.
Recuerdo quedar a las 23.30h, ir por los pubs, ir a las discotecas, comernos un gofre antes de irnos a casa, pero no recuerdo peleas o grandes discusiones.
Quizás sea por todo esto mi vínculo con la playa y el mar, por los grandes momentos que hemos vivido allí.
El mar me enseñó a nadar, que buceando te desorientas, que en sus corrientes siempre se nada en paralelo, que sus resacas te dejan un hueco de arena debajo de tus pies en la orilla, a llevar cuidado en las playas desconocidas, a disfrutar con sus olas, que el levante dura seis días, que el leveche te empuja hacia dentro y un montón de cosas más... y lo más importante, me enseñó a tenerle respeto.
30 años después, ir a la playa no se ha convertido en ir a ese sitio incómodo donde uno se llena de arena, no sabe muy bien como sentarse, le molesta la sal del mar,...
Ir a la playa es ir a ese lugar donde nunca te aburres. Donde siempre puedes bañarte, pasear o sentarte en la orilla con las gafas de sol y la gorra. Donde se duerme la siesta, se lee un libro o te distraes observando a otras personas.
Ir a la playa sigue siendo algo mágico.
Antes con las llaves de casa, una camiseta y un montón de amigos.
Ahora con sombrilla, silleta, toalla, mochila, protector, gorra... y siempre falta algo.
Pero ir a la playa siempre será ir para mí, a ese lugar fantástico que me ha acogido en cada ciclo de mi vida, con amigos, con los peques, con otros matrimonios o solo.
Así que esta entrada va, para la playa, con su arena y su mar salado, con su sol, sus problemas de aparcamiento y algún que otro maleducado pero también con su calidez, su belleza y sus mil formas de diversión.
Preciosa entrada y, como a ti, me encantan los gofres. Sobre todo de esos del quiosco naranja y blanco con un niño que mea...Saludos.
ResponderEliminarEsos... cerraban sobre las 4 de la mañana y nos comprobamos uno de chocolate y nos lo comíamos en el hombre del mar...jj. Un abrazo jfb!!!
ResponderEliminarBonito homenaje a la playa, aunque te hayas dejado el chiringuito, que también tiene su encanto.
ResponderEliminarEl chiringuito con mi hermano y mi primo Jose. Verano del 94. Aperitivos con chanclas gafas de sol y cerveza. El secreto... no hablar mucho en la comida familiar y beber agua...jj. Un abrazo macondo!!!
ResponderEliminarEl mar...ese gran trocito de agua qué tendrá que enamora a cualquiera. Siempre he dicho que no podría vivir sin tenerlo cerca, saber que está ahí para bañarte, pasear o simplemente para que sea mi mayor confidente. Porque sí, cuántas veces te he mirado, te he hablado y te he contado....y con sólo mirarte esa paz que me das me ha devuelto a mi yo, a mi sonrisa, a mi alegría. Somos privilegiados...tenemos un maravilloso Mar Mediterráneo para compartir con las personas a las que queremos o simplemente disfrutarlo en soledad. Un saludo.
ResponderEliminarMejor para compartirlo que para disfrutarlo en soledad... :)
ResponderEliminarUn abrazo Eva!!!
Mejor para compartirlo que para disfrutarlo en soledad... :)
ResponderEliminarUn abrazo Eva!!!