Los pulmones de la tierra necesitaban respirar.
Las personas odiaban más que amaban.
El padre necesitaba pasar más tiempo con los hijos.
El rico pensaba que el dinero compraba la felicidad.
El futbolista tenía más éxito que el sanitario.
El estrés hacía temblar los corazones.
Y las razas levantaron grandes fronteras.
Un día, de repente, el mundo se paró y entonces la tierra comenzó a respirar aire puro.
Las personas, en su lejanía, se dieron cuenta de que se amaban.
La familia de nuevo estaba unida.
El rico, al no poder salir de casa, tuvo que conformarse con unos bollos de pan.
La gente aplaudía desde sus balcones a los verdaderos héroes.
Nuestras mentes se serenaban porque ya no había prisas.
Y cuando ya todo estaba a punto de estallar, el mundo entero se unió, convirtiendo los 5 continentes en solo UNO.
Nuestro canario, Enriqueta, entre las estrellas.
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