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lunes, 6 de febrero de 2017

Como una oca.-




Todas las mañanas iguales.

8 am, Antonio levántate.

8.10 am, Antonio vístete y al baño.

8.20 am, Antonio desayuna, comételo todo, la leche caliente, no del frigo...

8.30 am, Antonio la cartera, las libretas, la goma, el lápiz...

Y Antonio va sin mucho interés al colegio.

En el colegio se aburre.

No hablan de cosas interesantes como del Real Madrid.

Tampoco juegan a la wii y bueno, las profesoras rollo entradas en años de la vieja escuela tampoco le interesan.

De hecho, en su ida y venida al colegio, lo que más le gusta es una oca. Una oca rebelde, de esas que abren las alas y se acercan a picarte, de esas que son un poco oca- loca, que al igual que a Antonio, tampoco le interesan las profesoras rollo de su colegio de oca.

Es que Antonio no atiende. Es que Antonio le tira gomas a su compañero. Es que Antonio habla en clase. Es que Antonio ha sacado un cinco y medio. Es que Antonio no lee las preguntas del examen... a lo que la oca le respondería, “es que usted, nada menos que una de las personas más importantes en la vida de los niños, nada menos que una maestra, no es capaz de captar su atención, porque es aburrida y porque no tiene imaginación para reinventarse y dejar a la altura del betún al Real Madrid y a una wii, y es que esa mediocridad es la suya, que una simple oca despierta más interés que usted...”, al menos para Antonio...

Y bueno, tooodo el rosario de recursos para Antonio para etiquetarlo y clasificarlo y medicarlo, cuando lo que de verdad tendrían que hacer es, preguntarle a una oca y aprender a ser un poco más como las ocas.

Pero los engranajes del sistema empieza, hay que etiquetarlo, medicarlo y ya vaticinan su futuro, “no estudiará una carreraaa...”, “no será médico ni arquitectooo...”, cuando quizás lo que habría que pensar es que sea de mayor un tipo feliz, tan tan tan feliz... como una oca.

Cuando “la vieja escuela” no es capaz de funcionar con la diversidad, cuando todo lo que sea distinto, es un problema, cuando los modelos educativos, arcaicos y reformados para peor, no son capaces de sacar adelante a los muchos Antonios, que son muchos y cuando una oca luce en lugar de lucir nada menos que una maestra...”que son las más guapas y las que más saben...” al menos cuando tienes 7 años.

7 comentarios:

  1. Yo que fui un Antonio ( versión femenina y guapa claro) :D Entiendo perfectamente esa atracción por la oca, por cualquier cosa que estuviera fuera las aulas del colegio, todos no podemos ser médicos ni arquitectos, la sociedad no sería equilibrada. Todos somos distintos, algunos más peculiares que otros pero todos tenemos nuestra vocación y esas cosas que nos hacen únicos y especiales.

    Antonio es especial, con sus mañanas sin ganas, con sus 5 y medios y con sus cosas de niño de 7 años que se sale del molde, que no es como los demás, se está viendo venir...
    El sistema lo tratará como parte del rebaño. Lo encasillará en una de sus personalidades y cuando sea Adulto, será libre.
    Será el rarito, el alternativo o incluso a pesar de todo los pronósticos uno de los mejores médicos. De esos que se van a África sus meses de vacaciones.

    Lo peor que puede hacer una sociedad es tratar a los niños como un gran rebaño, pensar que todos tienen que ir al mismo ritmo y mirar al mismo lado.


    Me encanta esa oca

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  2. Cuando la enseñanza no es una vocación sino un empleo como cualquier otro rutinario y pesado, no se puede educar ni despertar interés en quienes empiezan a vivir, debieran evaluarse mejor a los maestros antes de ponerlos en sus aulas, un abrazo Roberto!

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  3. La felicidad debería hacer media.

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  4. A mí el cinco y medio me vale. Es aprobado.

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  5. Deberíamos educar para ser positivos, inquietos, a vivir sin miedos, a aceptar los cambios y a ser adultos resolutivos en nuestra vida... que todos sabemos de reyes godos y luego nos perdemos con los baches propios de la vida. Gracias por tu comentario!!! 

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  6. Díficil la tienen los Antonios, cuando lo principal que se busca en la escuela es el 10 y no que aprendan...

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