El Pato Lucas en las rebajas!!!

El Pato Lucas en las rebajas...

 

Lunes por la tarde, toda la tarde libre, a casi 19 grados en pleno invierno... un buen día para ir “de rebajas”.

Primera visita: centro comercial.

-        Buenas tardes, quisiera una estufa... (y es que mi estufa tiene ya 47 años y pierde butano cuando se apaga la llama...)

-        Las tenemos todas vendidas debido a la ola pasada de frío de polar...

Bueno, hay que reconducirse... quizás una barra de sonido rebajada a 95€ para ver las pelis piratas de Internet en sonido sourround..., pero, si con un cable que conecte la tv con mi equipo de música en la entrada auxiliar tengo lo mismo... y solo vale 5 €...

-        Tendría usted un cable que pudiera conectar mi tele a mi equipo de sonido???

-        Lo siento, pero aquí no tenemos...

Segunda cagada. Hay que venirse arriba y volver a rereconducirse...

Siempre me ha llamado la atención la smart- tv.

Veo precios.

De 750€ no bajan las de 40 pulgadas peeerooo, existe un aparatito que si lo conectas a tu tele por el usb puedes manejarla con nada menos que Internet... y poder ver tu lista favorita de youtube “nada menos que por la gran pantalla”...

-        Disculpe, y ese aparato que se conecta a la tele y que se puede navegar por Internet y convertirla en una smart- tv???

-        Sí señor, de eso tenemos aquí lo tienes.

 

Dos horas después, en casa.

Una artefacto creado por el demonio, con unas instrucciones en letra pequeña, con tres cables, con un gato que juega con los cables, que ni el mismísimo Stephen Hopkins sabría conectarlo a la tv de plasma.

La presbicia, primer impedimento. Gafas en la frente, gafas en los ojos, gafas en la frente, gafas... así hasta unas 500.000 aproximadamente...

La gatita. Nada como tener un ayudante gato entre cables, bolsitas de plástico, alambres sujeta cables... con la habilidad de, cada vez que me levantaba para echarla del salón, esconderse detrás del sofá, esperando “su momento” para volver “a ayudarme”...

Cuando me cansé y fui consciente que ni “en mil años sabría configurar el aparato del demonio ese...”, decidí pasar por la ducha, cenar y ver un rato la tele y recordar que yo me crié con una tv en blanco y negro, donde el botón de la 2 debíamos ponerle un palillo para que no saltara y donde yo era el mando a distancia de mi padre.

“Sube el volumen, bájalo, enciende la tele, apágala”... y claro, con esa infancia hasta era normal no saber instalar una cosa de esas llena de cables e instrucciones en letras minúsculas y recordé que lo mío era “el un, dos tres...” con Kiko y sus muchos relojes en la muñeca, “Los hombres de Harrison”, “Hawái 5.0”, “Fama”, putear a mis hermanos, obedecer a mi abuela... y en fin, mis pensamientos me devolvieron a mi realidad.

Salvo fuerza mayor... nunca jamás volveré a las rebajas mientras tenga una tele que funcione, una estufa que caliente y un equipo de música que escuchar.