No estaría mal vivir acorde a la naturaleza una buena temporada.
Debería estar prohibido levantarte antes de que salga el sol, vivir a base de café, quejarte de insomnio, llevar más trabajo del que uno puede, ir al gimnasio y no priorizar las obligaciones y deberes desde el corazón, y no desde la rentabilidad empresarial.
Quizás levantarte cuando sale el sol, llevar una vida activa en tu huerto, para mantenerte en forma, tener la cabeza ocupada y como no, poder comer, comer lo que uno cultiva, llegar a casa al atardecer y prepararte una buena cena y, en lugar de la televisión, poder escuchar un programa de radio, jugar a las cartas con tu familia, o mejor, al parchís con los pequeños y degustar una o dos copitas de ron añejo y, al primer sopor, descansar profundamente hasta que nuevamente salga el sol.
En cambio, nos empeñamos en levantarnos en la madrugada, coger nuestros flamantes vehículos para ir a todos lados, ganar más dinero del que realmente necesitamos, crearnos muchas necesidades materiales, tomarnos un par de cafés al día, comer comida precocinada o un menú en un bar, crearnos la obligación de ir a un gimnasio y ante el insomnio, tirar de nuestra botica particular.
La vida es más sencilla que todo esto.
Una casa debemos tener, pero hay casas y casas.
Un coche es una herramienta de diversión y movilidad, pero hay coches y coches.
No hace falta grandes muebles, ni grandes electrodomésticos, ni grandes viajes, ni grandes comidas en restaurantes, ni grandes trajes... para poder vivir de una manera sencilla pero plena... que lo más bonito de este mundo... es gratis.
Una persona feliz que conocí fue un ermitaño de Callosa de Segura el cual pintaba cuadros a pesar de su problema visual.
Vivía con muy poco. Era tremendamente religioso. No tenía nada pero te lo ofrecía todo y era un hombre feliz entre sus animales y sus cultivos, entre las paredes de una humilde casa, su casa, y no recuerdo verlo tomar café para despertar, ni pastillas para dormir y tampoco creo recordar que fuera a ningún gimnasio de su localidad.
Quizás deberíamos vivir una temporada, junto a un árbol, este árbol, el árbol de la libertad y de la simplicidad, el árbol más alto del mundo y quizás todos tendríamos que tener un árbol, nuestro árbol, este árbol.
Alguna vez pensé que muchas veces la gente atesora posesiones, se mata trabajando para conseguir su casa, su auto, su otro auto, su casa de fin de semana, su lancha, etc.etc. para después solo querer descansar a la sombra de un árbol, hubieran empezado por ahí!!!!! Un abrazo Roberto!
ResponderEliminarPues llevas razón......me gusta tu forma de verlo!
ResponderEliminarAbrazo =))))
Qué bonito sería parar el reloj. Saludos.
ResponderEliminarEn parte hablo por mi. Cuantos madrugones cuanto trabajo cuantos ordenadores y al final, cuando vi esta foto de nieves en mi semana caótica solo pensé... me gustaría estar ahí, lejos de mi móvil, lejos de acostarme para luego levantarme y dormir cuatro horas y decidí buscar mi árbol... que esto no es vida y que los días pasan... Un abrazo amigos!!!
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ResponderEliminarTodos tenemos esa necesidad de alejarnos del asfalto y de las prisas, pero es verdad que no todos servimos para vivir permanentemente al abrigo de la naturaleza. No todos tenemos ese espíritu ermitaño. Yo al menos me siento de pueblo, ni de grandes urbes ni de naturaleza plena.
Pero escapar allí donde los árboles son los dueños del lugar es una experiencia mágica. Yo una vez tuve que ser árbol
:)