No podía esperar a que amaneciera.
Antes del primer rayo de luz ya estaba
soñando despierta en su nido, esperando el alba.
Intentaba estar contenta y sacar lo mejor
de cada cosa.
El amanecer ya era un motivo más que
suficiente para, desde el nido, al ver tantos colores rojizos, entender que iba
a ser un gran día, el mejor de su vida.
Unas semillas para comer, el roció en una
rama de un árbol para beber, su desayuno perfecto.
Nada podía superarlo. Su nido, su amanecer
rojizo y su gran desayuno, propio de una “reina jilguera” y todo un día que por
delante que vivir con ilusión.
Su día era un cúmulo de cosas. Una charla
con su amigo caracol, su piropo a su amiga gusano, un piar con otros amigos,
los niños del jardín, tomar el sol en invierno, comer los restos de un helado
en verano... todo estaba bien y todo lo hacía con intensidad y es que, “el
último día de uno debe ser un día muy especial” y ella así lo vivía, como si
cada día fuera su último día.
Sevin siempre estaba alegre y animada.
Tenía sus nubes como todos los jilgueros pero al ser tan tremenda su capacidad
de captación de cosas buenas, pasaban pronto sus momentos bajos... y es que un
amanecer es tan tan tan tremendo. Es que el agua del rocío esta tan tan tan
fresca. Es que mi amigo caracol tiene unas cosas... Es que me gusta ver a los
niños en el parque. Es que... era capaz de ver tantas cosas buenas en tantos
sitios que le resultaba imposible concentrarse en cosas malas... y su secreto
siempre fue muy sencillo... vivir su día a día como si fuera a ser el último de
sus días.
Sevin, el jilguero.
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Este
cuento no es mío. Me lo escribió Roberto, a veces nos regalamos cuentos, sin ningún
motivo, tan solo porque sí… Aunque debo
confesar que en ocasiones soy yo quien le pido que me cuente algún cuento. No creo que haya nada más bonito en la vida
que alguien escriba para ti. Es uno de los mejores regalos que se pueden tener
aunque entre vosotros y yo… mi mejor regalo es haberle encontrado y poder
compartir tantas cosas chulas.
Los animales, la naturaleza, tiene mucho que enseñarnos. Un abrazo.
ResponderEliminarMuy bonito, y cuanto se puede aprender de los cuentos y del mundo animal
ResponderEliminarBesos.
Un cuento para contarle a mi nieta, cuando no quiere dormirse y le repito los que conozco de memoria, una enseñanza de vida, un abrazo Nieves y Roberto!
ResponderEliminarFue fácil escribirlo. Solo tienes que conocer a Nieves!!!
ResponderEliminarPues genial el cuento de Sevin, el jilguero que vive cada día como si fuera el último. Lírico y de gran sentimiento. Eso se llama un buen regalo, porque vine del espíritu y no de lo material. Un Beso. Carlos
ResponderEliminarMuy bonito Nieves, me ha gustado mucho!
ResponderEliminarSaludos =)))
Nos alegra que os guste. Un abrazo!!!
ResponderEliminarMuchas felicidades a él por ti y a ti por él.
ResponderEliminarUn abrazo a ambos.
Muchas gracias por venir a leernos y por vuestros amables comentarios.
ResponderEliminartanto Roberto como yo estamos muy contentos por haber creado este espacio y teneros presentes en cada entrada que escribimos.
muchas gracias a todos y ya sabéis... no seguimos leyendo :)