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sábado, 17 de septiembre de 2016

Chacha por un día.-




21 años, Alicante, un piso de universitarios...

Es cuando realmente empiezas a llevar las riendas de tu vida.
Sino compras, no comes. Sino vas a clase, no apruebas. Sino lavas, no tienes la ropa limpia... y así todo.

Mi madre me daba 300 €/mes.
Viuda, con una pensión de unos 700 €/mes, todos los primeros de mes su ingreso, 300 €, para que yo estudiara.

Casa de estudiantes; 75 €/mes, fotocopias; 30 €/mes, bonobus para subir a la universidad, la parte proporcional del recibo de de luz y de agua... había que estirar aquello y ser consciente del sacrificio de mi madre, que la vida de la partida de cartas en el Aeroclub de la Universidad con el botellín de cerveza y las risas era demasiado tentador.

Mi orla y el título de mi segunda carrera, en su casa.
Fui su inversión y soy lo que soy gracias a ella.

En aquel tugurio que teníamos alquilado en el Círculo de Lectores de Alicante, implantamos el "chacha por un día".

Durante un día, al que le tocaba, se encargaba de fregar los cacharros de la cena, ir a por el pan, hacer de comer, fregar los cacharros de la cocina y fregar la cocina, y voila... durante los siguientes tres días otro compañero te lo hacía con lo que, solo pringabas un día a la semana.

Fran, lunes, mondongo.
Víctor, martes, arroz tres delicias.
Jesús, miércoles, espaguettis con picadillo.
Y yo, los jueves, habichuelas o lentajas.

Fue una forma de organizarnos, de alimentarnos y de tener la casa medianamente organizada.

Las zonas comunes las limpiábamos una vez a la semana, y las habitaciones, cuando "pillábamos", sabiendo que, cuando alguien limpiaba la habitación era porque preveía una visita femenina...;)

Estábamos organizados. Íbamos todos los días a clase. Estudiábamos por la noche y dormíamos por las mañanas.

Por supuesto, los domingos veíamos la peli de terror de A3 con bocata y bote de coca cola. Los miércoles íbamos al cine, al día del expectador y los jueves salíamos por El Barrio de Alicante, a beber cerveza y a tomar copas con el alcohol procedente de nuestras petacas, que no teníamos para cubatas.

Fueron tres grandes años, incluídas fiestas donde venía la policía local a leernos la cartilla.

Todo era un motivo de alegría y de risas.
Ir a comprar al Pryca, ir al chino a comprar tonterías, nuestras conversaciones en el banco de una plaza de madrugada y un grado de unión y amistad importante y es que, durante nuestra convivencia, era raro vernos discutir entre nosotros.

Historias...mil... de vecinas incluídas y es que, cuando alquilábamos un piso, la ropa interior femenina del patio de luces nos decía nuestras distintas posibilidades y ya sabíamos lo que había en el edifico y hasta el piso y hasta si vivía sola o con su madre, y es que las bragas de una madre colgadas en el patio de luces siempre delatan su presencia.

(dedicado a Macondo...;)


8 comentarios:

  1. Nostalgias con agradable sabor, Roberto, es lindo recordar y también disfrutar de las horas por venir, un abrazo!

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  2. No me atrevo a darte las gracias, porque no creo haberme hecho merecedor a ser el Macondo de la dedicatoria de tu entrada, pero me ha parecido encantadora y muy bien contada.
    Un abrazo.

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  3. Tu me preguntaste que era eso...jj. Un abrazo y que descanses!!!

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  4. Madre mia!!! Qué recuerdos!!! "Paseando" la bombona de butano, el Consulado de Orihuela, ñas nocjes de café "Canaleto" que era lo mejor para el estreñimiento, noches de estudio y mañanas de sueño!! Qué recuerdos compañero, qué recuerdos.

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  5. Vaya, qué buenos recuerdos! y claro hay que hacerle a la Chacha por un día, mínimo!!!

    Saludos 0))))

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  6. Que recuerdos... 21 años y toda la capital a nuestros pies...
    Gracias por leernos... :)

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  7. Memoria de los hechos y las cosas, para acordarse del duro hecho de SER. Un abrazo. Carlos

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