hay distintas formas de despedir a una persona.
está a forma tradicional, que todos conocemos, pero ayer aprendí otra forma, distinta.
está llena de dolor, que despedir a un hermano, siempre es algo muy duro, pero cuando uno sale del ambiente de un cementerio y entierra las cenizas de su hermano, junto a las de su padre, brindando por él, rodeado de hermanos, sobrinos y amigos... todo es menos denso.
brindar con su ron, escuchar su música, almorzar junto a su árbol, pensar que de sus cenizas va a vivir ese naranjo, hace todo más sencillo.
allí estuve, acompañando a la familia. como dice el refranero español, si estás a las duras, estas a las maduras... y me recordaron que el respeto, el amor, el apoyo y la unión es indispensable en la familia, tanto en lo bueno, como en lo malo.
así que este post va para mi familia, la familia Orea, donde ayer, me dejaron un hueco entre ellos, en algo tan duro, como una despedida.
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