Bebí muy poco por el tema de los tan temidos controles de alcoholemia.
Había mucha gente en la fiesta, no conocía a casi nadie y había que echarse crema hidratante, pintarse la cara, elegir un nombre indio y escribirlo en una caña, ir al bautizo, echar la caña al fuego y dar una vuelta a la hoguera mientras “todos hacían el indio”.
Una noche de esas de fiesta, de no conocer a nadie, de estar tú contigo mismo y de danzar sobre el fuego mientras todos te miran.
Quería hacerlo bien, como la lista de San Juan. Al fin y al cabo son renacimientos y me hace falta renacer, en otra ciudad, con otra familia.
Me puse la crema hidratante, me pinté con lo que pille (rojo, amarillo y negro), elegí el nombre... que no me pareció el apropiado.
Pensé, Lobo??? pero si mi carpintero me chulea con la cocina? Pero si salgo poco por mi pueblo para no encontrarme con gente poco deseada? Pero... Lobo???
Bueno, asistí al bautizo, hice mi juramente a la Madre Tierra, de respeto hacia ella y hacia los seres vivos, y me bautizaron con romero y agua y si, dí una vuelta alrededor de la hoguera.
No fue la mejor de mis vueltas pero bueno, cumplí con el ritual.
Me vino fatal pillar al conejo. Lo evité hasta en dos ocasiones pero salió de la nada y se metió debajo del coche.
Fueron unos instantes eternos. Pensé que había pasado por entre las ruedas hasta que oí el chasquido de sus costillas entre mis ruedas y me vino fatal, pero ya estaba.
Al llegar a casa me bajé del coche apesadumbrado. No me gusta matar animales. Cuando veo una mariquita hasta doy el paso más largo para no pisarla, y lo llevo haciendo décadas.
Al día siguiente tuve que razonar el nombre indio, Lobo, y tuve que recordarme como nadie me había dado nada. Ni mis dos carreras, ni mis 19 años trabajando en la misma empresa, ni mi casa, ni mi cochera y como en mi día a día, a pesar de no pisar mariquitas y dejar que un carpintero me chulee, como había aprendido a defenderme desde los 19 años hasta hoy, como protegía a los míos cuando las cosas les iban mal y pensé, no me he equivocado de nombre.
Owachy, el Lobo...
Y hoy entendí el destino de ese conejo, el destino de ser atropellado, el destino de su muerte, el que yo no olvidara esa noche ni mi juramento, el que me reiterara en el respeto hacia los seres vivos y a la Madre Tierra y el que no olvidara mi nuevo nombre y su significado durante el resto de mis días.
Owachy, el lobo.
Hola Roberto, ahí leí tu perfil pintado por Nieves, me alegra mucho su hermosa amistad, en cuanto a tu relato de hoy para presentarte, quería preguntarte el significado del nombre Owachy, gracias!
ResponderEliminarHolaaáaaáaaaa. Gracias por interesarte. Owachy en sioux significa Lobo. Un abrazo... y escríbenos...:)
ResponderEliminarYa sabe Nieves de mi fascinación por los lobos, todo lo que dijese estaría subjetivado por esa pasión.
ResponderEliminarHola amigos, Cris me alegra mucho verte por aquí y compartir esas bonitas palabras, espero que pases más veces y disfrutes de nuestras cosas. Un besito grande con tanta fuerzo como para que atraviese ese Atlántico que nos separa. :)
ResponderEliminarRubén, sé lo mucho que sientes los lobos, estoy convencida que si algún día tienes un bautizmo como el del relato de Roberto tú también serias un lobo, pocas cosas tenemos tan claras, a que sí :)
Un besito y cuidate !!!
Qué el blog os dé muchas satisfacciones.
ResponderEliminarLos nombres marcan casi siempre.
Besos a ambos
Gracias Roberto, un abrazo!
ResponderEliminarA ti por leernos... :)
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