Gas.-
Hace poco hablaba con un amigo sobre el monotema, la guerra de Ucrania y los problemas que nos va a acarrear a los países europeos con la subida de combustible, gas, aceite de girasol, cereales,...
Le estuve hablando de que España fue una gran nación agrícola y ganadera, donde se cultivaba el trigo antes de que la Unión Europea nos encasillara en “sol, mar, turismo, servicios” y que nos diera subvenciones para mermar nuestros cultivos y nuestra producción ganadera ya que eran excedentes y se suministraban desde otros países de la UE.
Posteriormente hablamos sobre la gasolina.
“Esa subida tan enérgica que nos hace temblar los bolsillos habiendo subido los depósitos llenos de gasoil o gasolina a 90€”, comentábamos.
Le estuve hablando del consumismo.
De cómo en casa tenemos dos televisores, dos ordenadores, una Tablet, una Alexa, dos coches, una moto, un lavavajillas, dos canales de pago y de cómo trabajamos y trabajamos, para tener y tener y luego quejarnos y quejarnos de que no tenemos tiempo para nada.
Le plantee un estilo de vida setentero donde existe un coche que se comparte, un ordenador que se comparte, cero canales de pago, 0 Tablet y Alexa, una televisión que también se comparte, quizás una moto, donde las facturas de luz, agua y butano se optimizan, donde los electrodomésticos se reparan, la ropa se arregla y los yogures caducados se comen, aunque esto último creo que es lo único que no se ha perdido, comer los yogures caducados de hace unos días.
Quizás, además de sustituir el plástico por la tela, el plástico por el cristal y reciclar las pilas y el papel, podamos volver a esos años donde lo teníamos todo, cuando no teníamos nada.
Quizás la guerra de Ucrania y la subida de los suministros nos enseñe a trabajar para vivir y no para trabajar para tener.
Quizás la guerra de Ucrania nos enseñe a vivir, sentir, amar, acariciar, pasear, ver, escuchar, tocar, abrazar y nos haga tener conciencia, de una vez, que lo mejor en esta vida, es gratis, que la salud es lo único que no se puede comprar con dinero y que no es más feliz quien más tiene sino...
Ahí queda eso.
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