Noviembre.-
Amigas.-
Esta noche, hasta los ojos de Covid y de pastillas, he soñado con mi padre y mi hermana.
Me he despertado en medio de la dichosa fiebre y estaban en la puerta de mi habitación, mirándome.
Mi padre, con unos 70 años, sin bastón, estaba muy feliz, al igual que mi hermana, delgada, joven, con mucha paz, mucha bondad, mucha serenidad.
Me he regocijado en mi sueño y realmente, los he visto también, que me hubiera ido con ellos, allí donde exista esa paz y esa serenidad.
Sería bonito el día de mañana reencontrarme con ellos.
Sería bonito volver a tener a un padre y a una hermana.
Sería bonito vivir entre tanta bondad.
Y ojalá, la muerte sea solo el comienzo. Ojalá.