el día después.-
desayuno en compañía, andar 10.000 pasos para tomar el aperitivo, comer en su casa...
una casa llena de luz, amor, ilusión, color... unos spaguettis a la marinera, con ese sol que entra entre las cortinas azules...
poder tomar un café, charlando ante la tv.
poder compartir el sofá y la compañía.
hacer planes e ir a hacer la compra juntos.
ir al cine y cenar palomitas con agua.
y una dulce despedida frente al hotel, de esas que no llevan prisas, de esas que deseas que no terminen nunca.
y el deseo de que pase pronto la noche para el reencuentro, el desayuno en compañía, la charla, la comida y ese sol que entra entre las cortinas azules.
un fin de semana distinto, de conocernos, de fusionar las almas, de sincronizar los cuerpos.
un fin de semana entrañable y muy bonito, que repetiremos una y otra vez, hasta el final de nuestros tiempos.
Adela, mi nueva amiga de la Zoia.
una octogenaria que conduce y que sebe de la vida.
que vivió en París, que le gusta lo azul, que vivió el amor y que ahora, da su mejor versión.
así que esta entrada va por Adela.-